Segundo largometraje luego de la finalización de la serie en el año 2015. En esta ocasión se eligieron algunos conflictos puntuales como excusa para hablar de los cambios culturales y también tecnológicos de esos años. Dos ejes centrales mueven la trama, entre otros secundarios, al estilo de esta serie coral. Por un lado, Lady Grantham descubre que un hombre de su pasado le dejó de herencia una Villa lujosa en el sur de Francia. Y por el otro, Downton Abbey se prepara para ser el set de filmación de una película de Hollywood justo al final de la era del cine silente.
La estructura de la película es parecida a la de la serie, su tono, su humor, su emoción y su drama, todo tal cual lo conocemos. Como ocurría con las series del siglo pasado, las películas son una continuación posterior al cierre de la serie. Muchas, pero muchas, series famosas lo hicieron y Downton Abbey es una de las pocas que lo hace ahora, con la notable salvedad de que no son telefilms, sino películas para la gran pantalla. Para los fans, ver a sus personajes queridos y sus hermosas locaciones en cine, es un regalo en sí mismo.
Y todo funciona, todo es hermoso. Incluso sus intentos de tenue modernidad quedan bien integrados. Toda la parte del rodaje no solo incluye humor, también está largamente inspirada en el clásico Cantando bajo la lluvia (1952) la obra cumbre del musical que transcurría durante el paso del cine silente al sonoro. Downton Abbey no pretende más que lo que siempre buscó y consigue su objetivo de forma impecable. Sus personajes siguen siendo adorables, incluso aquellos que nos generan algo de rechazo. Son parte de una gran familia que siempre queremos volver a ver.