Cuando una cinematografía acumula títulos año tras año y la mayoría pasa sin pena ni gloria por los cines (ahora peor, solo por el streaming) lo que más se valora de un realizador es su originalidad. Matías Szulansky podrá tener mejores o peores films, pero incluso los menos logrados buscan, en algún momento, un rayo de originalidad. Ecosistemas de la Costanera Sur tiene, claramente, en la originalidad su mayor mérito.
La película arranca de forma dinámica, pero todavía no del todo brillante, con un actor contándonos la historia de la Costanera Sur. Tiene humor, simpatía y ligereza. Con eso no hubiera alcanzado. Luego el director confiesa que lo que iba a ser un documental sobre la Costanera Sur, se transformó en un documental sobre el documental. La información cualquiera la puede conseguir, la pandemia encerró a todo la ciudad, el director dejó de entrar por la puerta y pasó a ingresar por la ventana, parafraseando a Billy Wilder. La película renueva su interés.
Conocemos historias y sub tramas, un realizador experimental y su actriz hacen un corto y somos testigos de la realización. El Súper 8 cobra protagonista poco a poco. Luego un director desea hace un film de terror de presupuesto nulo y vemos el conflicto con su novia actriz cuando no es elegida para el rol protagónico. Todo esto con humor, sin juzgar, tampoco burlándose de los personajes. Para cuando uno se aburre de alguna de estas ideas la película ya pasó a otra cosa o, directamente, se terminó. Un poco de humor y el deseo de abrirse paso con ideas hace de Ecosistemas de la Costanera Sur un film que alivia por un momento este año difícil que nos ha tocado vivir y que, la propia película incluye en su trama.