LA LECCIÓN DEL MAESTRO
Wong Kar-wai, director nacido en China pero desde la infancia hongkonés por adopción, ha construido desde hace casi tres décadas una filmografía diferente a todas las demás. Chungking Express, Fallen Angels, Day of Being Wild fueron los primeros títulos que lo ubicaron en un lugar de privilegio en el panorama del cine mundial. Pero fue con su obra maestra Con ánimo de amar (2000) que impresionó verdaderamente, dejando para siempre su huella en la historia del cine. Su extraña secuela, 2046, fue, insolitamente, su film más taquillero y conocidos en nuestro país. Luego de un gran paso pero mal recibido- por el cine hablado en inglés con El sabor de la noche Wong Kar-Wai estrena un muy trabajado film biográfico centrado en la figura de Ip Man. Ip Man fue un maestro de las artes marciales que alcanzó fama mundial por haber sido el maestro de Bruce Lee en sus primeros años. El protagonista es el actor fetiche de WKW, el extraordinario Tony Leung. Actor y director brillan en esta película que no es tanto un relato de artes marciales, como una contemplación acerca de la belleza coreográfica de esa disciplina. Más visual que narrativa, El arte de la guerra es una verdadera fiesta para los ojos y eso se percibe desde los planos iniciales. Los amantes del cine de artes marciales no encontrarán acá el clásico cine de acción, y los festejadores del wu-xia (género en el cual Wong Kar-wai realizó Cenizas del tiempo) encontrarán la belleza pero no el exceso melodramático.
El arte de la guerra apuesta, como ya es habitual en este director, a que las imágenes hablen por sí mismas. En una época donde los biopics suelen ser adocenados y mecánicos, WKW prefiere ser fiel a sí mismo, sin por eso alterar la esencia del personaje elegido. Aunque otros films han realizado espectaculares e inolvidables escenas de acción, las que filma aquí el realizador son incomparables en belleza. Tony Leung, con su aplomo de galán clásico y su mirada melancólica, conduce sobre sus hombros este relato que aportará no tanto desde lo histórico como lo hace en la parte emocional. Plagada de detalles, con coreografías cargadas de sensualidad, enorme en su romanticismo, El arte de la guerra remite a Con ánimo de amar más que a cualquier otro film de este director.