El caimán humano (The Alligator People, 1959) es una película que abre con un enigma. Un psiquiatra (Bruce Bennett) llega a la clínica de un colega (Douglas Kennedy) que quiere mostrarle un caso muy particular. Jane Marvin (Beverly Garland) es una enfermera que trabaja en el lugar y que sufre de una amnesia parcial. Le aplican pentotal sódico y ella comienza a contar recuerdos que tiene reprimidos. Pero la historia, según anticipa el médico, es tan asombrosa que no parece real. La película será un flashback con ese relato.
La joven estuvo casada con Paul Wester (Richard Crane), pero su flamante novio desaparece en su primer viaje juntos en tren. Ella lo rastrea desesperada luego de la desaparición hasta dar con una pista: la dirección de Cypresses Plantation que Paul ingresó en sus formularios de inscripción a la universidad. Se dirige entonces al lugar ubicado en un lugar rodeado de pantanos en Louisiana. El ominoso lugar parece encerrar un secreto terrible, como lo anuncia el título de la película, que juega tanto con la idea de monstruo como de los habitantes de la plantación.
La película, claramente de bajo presupuesto, fue encargada por 20th Century Fox para ir en doble programa con El regreso de la mosca (Return of the Fly, 1959) secuela del inesperado éxito del año anterior. La idea era que además de ser una película corta sin demasiado costo, fuera en Cinemascope, para adaptarse al formato de la otra película. La estética de la película está a medio camino entre el mundo de Val Lewton y el de William Castle, pero sin tener la maestría del primero ni la genialidad demencial del segundo. Aún así, los ecos de ambos hablan bien del clima logrado por el veterano director Roy Del Ruth.
Aunque su papel es breve, es un pequeño lujo tener a Bruce Bennett, un actor con una gran filmografía en el Hollywood clásico, así como también la presencia de Lon Chaney Jr., quien en aquellos años había dejado atrás su momento de mayor fama pero gozaba del cariño de los amantes del cine de terror. Acá interpreta a un empleado de la plantación que ha perdido una mano por un caimán y que vive obsesionado con el alcohol y la venganza. Aunque nunca tuvo el prestigio de su padre Lon Chaney, Junior es hoy más conocido que él y sus películas más vistas aún hoy día.
Es increíble que hablemos de una película de bajo presupuesto cuando se ve tan bien la fotografía en blanco y negro y la calidad en general sea bastante aceptable. No hubo dinero, eso sí se nota, para efectos visuales ni demasiado maquillaje, pero eso no le saca belleza. En 1983 Fox le pidió a Atari que realizara un videojuego sobre esta historia, pero jamás fue completado el proyecto. Algo de encanto ha permanecido a lo largo de los años. El desenlace de la película es un clásico del cine insólito de aquellos años. Tiene esos momentos memorables que los fans recuerdan por siempre. Hoy The Alligator People no es de los títulos que produce terror, pero es un placer ver una película tan menor y a la vez bien hecha. No le falta nada, no tiene mucho rigor, pero le sobran caimanes, serpientes y, como corresponde, arenas movedizas. Todo en setenta y cuatro minutos.