La acción transcurre en París, en 1941. François Mercier (Gilles Lellouche) tiene como proyecto formar una familia con la mujer que ama, Blanche (Sara Giraudeau). Trabaja para el Sr. Haffmann (Daniel Auteuil), un talentoso joyero judío. Cuando llega la ocupación alemana, Haffmann y su familia deben huir antes de que sea demasiado tarde. Pero el joyero tiene un plan para que Mercier y su mujer puedan cuidar su negocio durante ese período que ha comenzado. Cuando el joyero y su empleado se ponen de acuerdo en lo que van a hacer, algo altera los planes y los pone frente a un conflicto completamente inesperado.
El dilema de Mr.. Haffmann (Adieu Monsieur Haffmann, Francia, 2022) es un clásico producto francés de época. Buenos actores, una historia dentro del marco de la ocupación nazi y una recreación de época muy cuidada. Cuando hablamos de clásico nos referimos tanto al concepto de narración clásica como a la idea de la típica película qualité del cine francés. En este caso hay que sumarle el hecho de estar basado en una obra de teatro, otro elemento habitual en esta clase de films. Irónicamente, el que atacó a este tipo de cine, el maestro François Truffaut, terminó realizando una película de la cual hay algunos ecos aquí: El último subte (Le dernier métro, 1980), uno de los mayores éxitos del director. Pero claro, el realizador Fred Cavayé no es Truffaut.
Sin embargo, y como a veces ocurre con estas películas, la eficacia de los componentes es indiscutible y los pocos actores que dominan toda la trama cumplen con creces con su rol. No hay nada de malo en buscar un objetivo sencillo y cumplirlo. Por momentos la historia se vuelve emocionante y tiene algunos momentos de suspenso. Se le ve algo de teatralidad en las resoluciones pero cuando Daniel Auteuil está a gusto en un largometraje el espectador lo agradece. A pesar del tiempo que ha pasado, ni Francia abandona estos temas ni tampoco la humanidad ha dejado de enfrentarse a los dilemas que aquí se despliegan.