El francés François Vidocq (1775-1857) fue el primer director la Sûreté Nationale (‘Seguridad Nacional’) y uno de los primeros investigadores privados. Su pasado delictivo, lo que le permitió conocer el mundo del hampa como a nadie, hace que su historia sea material atractivo para la ficción. Autores como Edgar Allan Poe, Victor Hugo y Honoré de Balzac fueron inspirados por su figura. Incluso en Argentina, el escritor Pablo De Santis también mostró su influencia en El enigma de Paris. El cine también tomó su figura en varias ocasiones con tonos muy distintos cada vez.
Ahora llega esta ambiciosa producción con Vincent Cassel en el rol de François Vidocq y un gran elenco para construir la que tal vez pueda ser la biografía definitiva de este personaje tan influyente y a la vez poco conocido de la historia de Francia. Vidocq, el único hombre que ha conseguido escapar de las más grandes penitenciarías del país, es una leyenda de los bajos fondos parisinos. Luego de una serie de eventos que parecían liberarlo de cualquier persecución, las cosas vuelven a complicarse y Vidocq debe decidir si pacta o no con la policía para seguir en libertad.
La película no tiene ningún atisbo de originalidad y su mayor interés está en la historia que elige. La reconstrucción de Paris es realmente espectacular y nadie puede discutirle a El emperador de Paris su calidad técnica. No es tan fácil como la película hace parecer el construir una ciudad tan auténtica en un film de época. Los actores son buenos y hay varios grandes momentos dentro de un film que no consigue ese encanto extra que tienen los clásicos aunque no deje de ser entretenido e interesante.