Nicolas Cage tiene mala fama entre los que no saben nada de cine. En parte esto se debe a que su filmografía prolífica incluye títulos desparejos y asume más riesgos que los actores respetados por todos. No se necesitan más de diez minutos para saber si estamos frente a un film de Nicolas Cage de los buenos o de los malos. Su filmografía incluye grandes trabajos con enormes maestros del cine, incluso en la actualidad. Dicho todo esto y aclarado el respeto que hay que tener por este gran actor, podemos decir que El gran asalto (211, Estados Unidos/Bulgaria, 2018) es de las películas que no valen la pena dentro de su filmografía.
Un adolescente negro que ha tenido supuestos problemas de conducta en el colegio es castigado siendo obligado a ir en el asiento de atrás de un patrullero en lo que parece un día de rutina de los oficiales. Pero el azar los cruza con un violento y ambicioso asalto a un banco, dejando al joven y al policía veterano en medio de una situación de extremo peligro.
La película se deshace poco a poco para llegar a sus momentos culminantes con una falta de energía llamativa. En el medio los actores secundarios son insólitamente malos, casi no profesionales, y los cruces de guión son bastante fallidos. Cage tiene su explosión dramática y le pone fuerza a todo, pero los ochenta y seis minutos que dura la película delata que algo falló en el camino.
Quien tenga paciencia o concentración para verla completa, no dejará de asombrarse con el epílogo, que aunque es una escena en interiores, con poco despliegue de producción, no parece haber sido filmada con todos los actores en la misma locación. Una maravilla del emparchado más grosero y ridículo. El propio Nicolas Cage admitió estar decepcionado con el resultado final de la película. Están avisados.