Natalio (Diego Velázquez) es un maestro que ama su trabajo. Vive en un pueblo salteño con su madre. En su casa da clases particulares a Miguel, hijo de Susana, su la empleada doméstica que trabaja para él. Miguel sufre situaciones complicadas en la escuela y de violencia familiar en casa con la pareja de su madre, Hugo. Cuando Juani, un amigo de Natalio, llega a vivir al pueblo y los habitantes confirman los rumores sobre su sexualidad. Los padres de los alumnos sacan a sus hijos de la obra de teatro que está preparando Natalio, dejándola sin protagonista. A pesar de la situación, el maestro decide seguir adelante y le dará una oportunidad a Miguel cuando lo elige para interpretar al protagonista de la obra. Los padres hostigan a la directora para que Natalio no siga al frente del aula. El maestro deberá enfrentar a su entorno para defender su vocación.
La película es sobria y contenida, aunque trata de un tema que fácilmente genere indignación y angustia. La homofobia y los prejuicios que rodean al protagonista y la injusticia que debe sufrir movilizan a cualquier espectador y la película prefiere con cargar las tintas, sabiendo que solo con mostrar alcanzará para que se entienda lo terrible de la situación. La verdadera vocación del maestro, su amor por enseñar y por poder dar algo más que una mera educación rutinaria conmueven y le dan aún más tristeza al derrotero del protagonista. Las películas no solo deben tener ideas, también deben mostrarlas con escenas concretas, no solo con diálogos. La película tiene una cometido y lo logra sin problemas.