1954 Vincent Price acababa de descubrir su talento para el cine de terror. Es más, el cine de terror era quien en realidad se iba a ver mejorado gracias al estilo refinado, irónico y demencial del actor. Museo de cera (House of Wax, 1953) fue un éxito gigantesco y el primer protagónico de terror para Vincent Price. También forjó un personaje recurrente en su carrera: el hombre originalmente bueno que se vuelve loco y se transforma en villano. Con ese mismo esquema El mago asesino (The Mad Magician, 1954) de John Brahm es una película de bajo presupuesto y mucha menos ambición que el clásico de terror 3D de Warner Brothers que hizo de Vincent Price el inmortal ídolo del cine de terror.
El protagonista de la película es Gallico (Vincent Price) un creador de trucos de magia que sueña con tener su propio espectáculo como mago. Pero cuando intenta realizar su primera función con la más novedosa de las máquinas, el show es interrumpido abruptamente. El jefe de Gallico reclama los derechos sobre la máquina creada por su empleado con la intención de que otro mago, el Gran Rinaldi (John Emery) la utilice. Preso del odio y sumergido en la locura, Gallico planifica una venganza. Para empeorar la situación, su ex mujer, Claire (Eva Gabor) es la actual pareja de Rinaldi, lo que le agrega más capas al espiral de locura del desesperado mago.
Ni el guión ni la dirección son muy complejos, pero sin embargo la película tiene grandes momentos, por supuesto de la mano de Vincent Price, que se toma con la misma seriedad un clásico de todos los tiempos o un título menor como este. Toda la escena de la cabeza dentro del bolso es espectacular, pero tiene un remate pobre con respecto a lo genial de esta idea. Y el crematorio que Gallico construye parece haber sido evocado en el clímax de la película Ensayo de un crimen (1955) de Luis Buñuel. Parece imposible que el director español no haya visto El mago asesino, pero las casualidades también existen.
Con sus limitaciones y sus apuros, la película es una pieza clave dentro de la extensa filmografía de terror de Vincent Price y no hay admirador de la estrella que no vaya a disfrutarla. Tiene todos los ingredientes para ser coherente con la obra de Price y ofrece la locura, algo de su humor y los momentos insólitos que todos amamos ver en sus películas. Menor o no menor, es un clásico.