La productora británica Hammer es reconocida en la historia del cine por haber relanzado a los grandes clásicos del cine de terror, renovando el género de forma única y abriendo toda una nueva historia para los films de horror. Además de los personajes más famosos, muchos otros relatos poblaron las producciones de la llamada Casa Hammer desde la década del cincuenta en adelante. Pero no solo de terror vivió el estudio, también intentó otra clase de producciones. Una de ellas es la adaptación de la novela clásica de Arthur Conan Doyle El mastín de los Baskerville (The Hound of the Baskervilles), escrita por el autor en 1902 y llevada a la pantalla por Hammer en 1959.
Peter Cushing y Christopher Lee fueron las dos máximas estrellas del estudio, teniendo en general los papeles principales de los clásicos más notables. En El mastín de los Baskerville Cushing interpreta a Sherlock Holmes y Lee a sir Henry Baskerville. El rol del Dr. Watson quedó en manos de André Morell, otro gran actor británico. Las libertades que se toma la película con respecto al libro original son muchas, algunas bien exageradas, al estilo Hammer, pero en todos los casos sirven para darle a la historia identidad y estilo propio. Un poco de falta de respeto a un texto tan famoso ayuda a la sorpresa y al interés del espectador. Como siempre en Hammer, el presupuesto acotado es lo único que ofrece algunas limitaciones, pero por lo demás es otro de los muy entretenidos títulos de estos primeros años de esplendor de sus producciones.
El Dr. Richard Mortimer (Francis de Wolff) les pide a Sherlock Holmes y al Doctor Watson que investiguen la muerte de su amigo Sir Charles Baskerville, en Dartmoor. El hombre fue encontrado muerto por insuficiencia cardíaca, tendido en el pantano que rodea su finca, Baskerville Hall. Mortimer cree que su buen amigo ha muerto de miedo por la visión de un sabueso fantasma, el mismo que siglos antes mató a su antepasado, el siniestro Sir Hugo (David Oxley). Mortimer también teme por la vida de Sir Henry, que acaba de llegar de Sudáfrica para tomar posesión de su herencia y de Baskerville Hall. Con esos cambios visibles arranca la trama. La presentación de Peter Cushing como Holmes es brillante, la intensidad del actor para interpretar al detective es de las mejores que se hayan visto en la pantalla. Que además se trate del primer Sherlock Holmes en colores de la historia del cine suma a ese impacto.
Peter Cushing era un admirador del personaje. Tal es así que se tomó muy en serio el papel. Aportó cosas a su propio vestuario, estudios modos, colaboró en el guión y entregó todo lo que tenía a su alcance. A nivel artístico, valió la pena, pero la taquilla del film no fue la esperada y lo que estaba pensado como una larga serie de films, se vio truncada con tan solo uno. Cushing y Lee tendrían revancha, porque ambos volverían sobre las historias de Sherlock Holmes más adelante. Peter Cushing interpretó varias veces más al detective de Baker Street e incluso a Arthur Conan Doyle en un film sobre Houdini. Christopher Lee, por su parte, también fue Sherlock Holmes y Mycroft Holmes en La vida privada de Sherlock Holmes (1972). Cualquier actor británico que se precie debe pasar más tarde o más temprano por alguna de estas historias. Se sorprenderían con los pocos grandes actores que nunca estuvieron involucrados en las historias de Watson y Holmes.