El cuarto film del Studio Ghibli no dirigida por Hayao Miyazaki o Isao Takahata. El joven director Hiromasa Yonebayashi, discípulo de Miyazaki adaptó aquí el cuento infantil británico “The Borrowers“, escrito por Mary Norton, pero trasladando al Tokio contemporáneo la historia.
En una pequeña casita escondida bajo las tablas de una gran mansión campestre vive una familia de seres diminutos de apenas diez centímetros de altura. Para protegerse, nunca se dejan ver por los seres humanos. Pero Arrietty, la joven adolescente hija de la familia de diminutos es vista por un niño que se muda a esa casa. El niño, que está delicado de salud, y Arrietty cruzan miradas en el jardín por un breve momento. La pregunta es sí ese contacto será para bien o será la condena para la pequeña familia.
En una casita oculta bajo las tablas del suelo de una mansión campestre, vive una familia de seres diminutos, de apenas 10 cm. de altura, que tienen la norma de no dejarse ver nunca por los seres humanos; sin embargo, su tranquila existencia cambia cuando Arrietty, una audaz adolescente, es vista accidentalmente por un niño que se acaba de establecer en la casa debido a su delicada salud. Al tiempo que entre ambos surge una gran amistad, la existencia de los diminutos seres se verá peligrosamente amenazada.
El mundo secreto de Arrietty es una de las más pequeñas películas de Studio Ghibli, valga el juego con su argumento. La delicadeza del mundo de los pequeños es tan bella y asombrosa como una casa de muñecas. Arrietty es una heroína inolvidable, un personaje femenino poderoso, la marca de Ghibli, como ya sabemos. Su descubrimiento del mundo, el respeto y la admiración por su padre, el crecimiento que pasa de la infancia a la juventud, la fascinación por ese universo gigantesco que la rodea. El género más presente en el Studio Ghibli es el cine de aventuras y esta no es una excepción. Arrietty se coloca un alfiler (para ella enorme) en el vestido como un héroe de aventuras pone su espada.
La marca del clásico El increíble hombre menguante (The Incredible Shrinking Man, 1957) de Jack Arnold aparece en muchas escenas. Desde el mencionado alfiler a la amenaza de los animales domésticos. Comparte también con este la enorme aventura escondida en la vida cotidiana. Pero el sello Ghibli asoma finalmente también con una melancolía y un tono agridulce que conmueve profundamente.
Quien busque una película sencilla pero con emoción, que no tiene la ambición de los otros film del estudio pero ofrece una aventura y un tono únicos. La belleza del detalle también la terminan de definir como una pequeña gran película, un clásico menor, pero clásico al film.