Stanley Banks (Spencer Tracy) y su esposa Ellie Banks (Joan Bennet) están muy nerviosos porque su hija mayor Kay (Elizabeth Taylor) les ha comunicado su decisión de casarse con Buckley Dunstan (Don Taylor). La película cuenta la historia de cómo se enteraron de la decisión, los preparativos para la boda y todo lo que ocurrió después. La escena inicial es Stanley tirado en un sillón, narrando lo que quedó luego de la fiesta. Él será el narrador de esta comedia dirigida por Vincente Minnelli.
Minnelli ya había dirigido varios clásicos, en particular dentro del musical, género en el cual era experto, pero El padre de la novia será un nuevo despegue que lo convertirá de ahí en más en uno de los gigantes de Hollywood. En esta película muestra una enorme versatilidad para pasar de la comedia al drama, del absurdo a la emoción e incluso crear una memorable escena onírica con el protagonista teniendo una pesadilla antes de la boda de su hija. La aparente simpleza de la película no es tal, se trata de un film sencillo de seguir, pero difícil de hacer y Minnelli no da un solo paso en falso.
Aparece aquí un tema muy cercano al director, algo que había probado de forma memorable en Meet Me in St. Louis (1944) y es la familia como un espacio de contención y genuino afecto, pero también de opresión y conflictos de poder. La felicidad tiene un precio, nos dice el director. No hay ambigüedad en Minnelli, simplemente observa ese núcleo social con virtudes y defectos, aun cuando aquí no se vuelva tan siniestra la historia.
El elenco está brillante, algo que nadie podía dudar y todos los chistes que uno pueda imaginar allí están. La locura de la planificación de la boda parece la locura de los rodajes de cine. En un momento las cosas se salen de su cauce y ya no hay manera de volver atrás. Pero toda la película parece apuntar a su final. Cuando uno ya cree que todo ha pasado y la película terminó, llega una última escena. Escena que quien no haya visto la película puede dejar de leer acá y volver luego de haberlo hecho. Cuando Stanley y Ellie se quedan solos y él no ha podido ni siquiera estar con su hija en la boda o decirle adiós, Kay lo llama desde la estación. Se toma un minuto, menos de un minuto tan solo para decirle le agradece todo y lo quiere. Insisto, toda la película, construida como un flashback, apuntó a eso. Llegar al instante de amor puro, al motivo que lo originó todo y le dio sentido a las cosas. Pocas veces en la historia del cine una escena pudo explicar tan bien un sentimiento. Vincente Minnelli lo hizo en El padre de la novia.