Dentro de unos años, si alguien recuerda la película Emancipación (Emancipation, 2022) o quiere ubicarla dentro de una cronología de la obra del actor y productor Will Smith, la ubicará como la primera película después de ganar el Oscar a mejor actor o cómo la primera película luego de su bochornosa actuación dentro de dicha ceremonia, al actuar como un violento desaforado que golpeó al conductor de la misma, Chris Rock, y luego fue aplaudido por una multitud de cobardes cómplices cuando se llevó su estatuilla. Ni una sola palabra sobre Emancipación todavía, lo que muestra que el precio que pagó por su comportamiento es real. La buena noticia para Will Smith es que como se trata de una película mediocre, nadie la va a extrañar tampoco.
Apple TV tenía que decidir si la estrenaba o no y prefirió darle prisa al mal paso y la lanzó. También fue un termómetro de la situación, entró en la temporada de premios y sólo obtuvo reconocimientos en algunos vinculados con los afroamericanos. En otro momento le hubiera ido mejor, pero así es el cine, a veces algo que no está en la película se mete y la afecta. La credibilidad de Will Smith para hacer de víctima hoy por hoy es nula. Pero lo correcto es dejar momentáneamente esto y analizar la película. Para bien o para mal, Emancipación no tiene calidad de clásico y forma parte de una lista de películas que buscan premios pero no los consiguen.
Emancipación transcurre en 1863, tras la firma de la Proclamación de Emancipación por parte del presidente Abraham Lincoln. En una choza junto a una plantación de algodón vive una familia de esclavos. Peter (Will Smith), su esposa Dodienne (Charmaine Bingwa) y sus hijos rezan para que Dios los proteja. El acento de él se explicará más tarde cuando se sepa que su familia viene de Haití. Primer gran problema actoral, un Will Smith forzando acento no lo beneficia en nada. Peter es separado violentamente de su familia porque ha sido vendido al ejército confederado como mano de obra para la construcción de un ferrocarril. Convencido de que volverá a buscar a su familia, Peter se embarcará es una aventura espantosa donde conocerá aún más horrores que los vividos hasta ese momento.
Como si buscara, insistimos, los premios que ahora parecen tan lejanos, Emancipación tiene los ingredientes típicos de ese tipo de films: la historia real, el actor sobreactuado y el uso injustificado y torpe del blanco y negro. Todo eso le quiere dar a Emancipación una importancia que nunca alcanza. El director Antoine Fuqua, especializado en películas de acción, siempre recordando por Día de entrenamiento, juega a dos películas al mismo tiempo y no consigue que funcionen juntas. Por un lado la denuncia con tono épico que muestra los horrores de la esclavitud y por el otro la película de aventuras y acción que entretiene pero vuelve confuso el discurso político. La opción del blanco y negro con toques de color distrae, no tiene justificación alguna y el cierre, con la aparición de la famosa fotografía del verdadero Peter, tendría más razón si Emancipación fuera completamente en blanco y negro y no casi en blanco y negro. Los detalles marcan las limitaciones del todo.
Ganar premios Oscar requiere de actuaciones exageradas y notables que hasta el más distraído miembro de la Academia entienda que el actor en cuestión desea ser premiado. Es así desde hace casi cien años. Pero un pequeño exceso por encima de los excesos y todo el plan se transforma en un papelón. Will Smith en esta película pide a gritos un premio que para cuando se estrenó la película ya lo tenía en su casa. Tampoco sabía que no importara su esfuerzo, esta película, como su trabajo, iban a estar condenados. Sin escándalo, Emancipación tampoco iba a llegar demasiado lejos, eso debe quedar bien claro.