Axel (Nicolás Francella) es un empleado de un call center que domina a la perfección su trabajo. Tiene un jefe insoportable y una superior con la que tiene un romance clandestino. Un día atiende la extraña llamada de un cliente enojado que se quiere dar de baja del servicio. La burocracia de la empresa indica que solo se puede hacer ese trámite por internet. Pero el cliente dice que está apuntando con un rifle de precisión y si Axel no hace el trámite le volará la cabeza.
El centro de la trama se parece demasiado a Enlace mortal (Phone Boot, 2002) de Joel Schumacher, con Colin Farrell. Pero si hubiera sido una copia fiel, el resultado hubiera sido mejor. La tensión del call center no es tal porque el prólogo y el epílogo del film ocurre fuera de ese lugar. Para peor, hay que sumarle un flashback de una fiesta de disfraces que es francamente bochornosa. Lo más logrado está justamente en la locación principal, a todo nivel, incluyendo el estético. Pero posiblemente sin esas salidas no se entendería la trama o la película quedaría demasiado corta. La actuación -en voz- de Gabriel Goity ayuda mucho a hacer más atrapante la trama, pero incluso su personaje no tiene demasiado lógica. Nicolás Francella sostiene todo lo que puede la trama, pero el guión no lo ayuda. La película carece de lo qué más necesitaba: coherencia y rigor con el planteo. Se deshace poco a poco y el personaje de femme fatale que interpreta Emilia Attías es sencillamente absurdo, más allá del ridículo.