Un siniestro niño millonario, enojado con Santa Claus, le encarga a su sicario que lo mate. Este asesino tiene, en una gran coincidencia, cuentas pendientes con Santa por todos los regalos que no le trajo. Así qué contratado por este niño horrible, va a buscarlo. Lo que no sabe, pero nosotros sí, es que a Santa Claus lo interpreta Mel Gibson, y se llama Chris. Algo gordo, con una barba no del todo prolija, viejo y con problemas financieros por el descarrilamiento general de los niños de hoy. No sé a quien se le ocurrió esta idea, pero es perfecta.
Bueno, en realidad se les ocurrió a los hermanos Ian y Eshom Nelms, responsables del guión y la dirección. Con mucho humor, con buenas ideas y sin excederse en la historia, armar una película navideña de acción donde en definitiva se tratan los mismos temas que en el resto de las películas navideñas, pero con armas, sicarios y algunas otras cosas más cercanas a los films de Gibson que a los títulos navideños que surgen a fin de año. Una sorpresa. Gran película, muy inteligente, original y bien filmada. Y con Mel Gibson en su salsa, acompañado por Marianne Jean-Baptiste interpretando a su esposa y Walton Goggins como el sicario. Cine del bueno, fuera de las modas.