Free to Play es un documental que sigue a tres jugadores profesionales de esports que compiten en el primer torneo conocido como The International, un campeonato del videojuego Dota 2 patrocinado por la empresa desarrolladora de juegos Valve Corporation. Estamos hablando de un estadio en Colonia, Alemania, donde el pozo total de premios es de 1 millón 600 mil dólares, de los cuales el equipo ganador se lleva un millón. Dota 2 es un juego con cinco jugadores por equipo, pero la película elige concentrarse en estos tres jóvenes y no tanto en los equipos. El torneo se desarrolla en el año 2011 y la película es del 2014, así que es posible que mucho material haya quedado fuera del montaje final al finalizar el torneo y saber como terminaba la historia.
Pasaron muchos años desde este torneo y es necesario explicar que los premios hoy superan los treinta y cuatro millones de dólares. Tan solo para marcar que la tendencia que se ve acá se ha ido profundizando. Los esports o deportes electrónicos no han parado de crecer. Pero este torneo fue un antes y un después para estos jugadores profesionales y su historia, así como para el sueño de cientos de miles de otros participantes en todo el mundo que sueñan llegar a ese lugar. Los videojuegos son la industria del entretenimiento que más dinero mueve en todo el mundo.
Los tres jóvenes, uno de China, otro de Estados Unidos y uno de Ucrania muestran realidades bien distintas, tanto por la forma en la que sus países ven los juegos, como en la manera en la que cada uno se percibe a sí mismo respecto a ellos. La incomprensión del entorno, los riesgos de abandonarlo todo y no poder vivir de su habilidad para los esports, el pasado y el futuro que les espera. También es interesante como la edad es un factor determinante, porque con el correr de los años los reflejos disminuyen y con eso se escapa cualquier chance de ser los mejores en lo suyo.
Sencillo, completamente financiado por la empresa que organiza el torneo, el documental, que sigue también a las familias de los jugadores en sus países, es muy didáctico, claro es inesperadamente emocionante. Excede por mucho al tema de los videojuegos y podría haberse tratado de cualquier otro tema, deporte, hobby u obsesión que los protagonistas tuvieran. Es emocionante a más no poder y arroja bastante luz sobre un mundo muy poco conocido para quienes no aman los videojuegos.