En el mundo de Fuerza Trueno hay villanos, supervillanos, pero no hay héroes. Dos amigas de la infancia se han separado pero de adultas se vuelven a reunir cuando una de las dos vuelve a la ciudad de Chicago convertida en una exitosa científica y empresaria millonaria. Sus estudios los ha dedicado a la creación de superpoderes para crear los héroes que hacen falta. La otra amiga trabaja en el puerto, vive tomando cerveza y llena una vida sin tanto prestigio. Emily (Octavia Spencer) recibe en su edificio a Lydia (Melissa McCarthy) y una serie de errores la convierten a esta última en la primera persona en recibir esos poderes. Le guste o no a Emily, las dos heroínas deberán combatir al crimen juntas.
De los méritos de estas dos actrices para la comedia no hay nada que aclarar. Spencer es buena y McCarthy ha demostrado ser fuera de serie. Pero una escena juntas demuestra a las claras que esta vez casi nada salió bien. No hay manera de que la película encuentra el eje. Los chistes no funcionan, el guión no termina de definir la comedia, la historia se estanca una y otra vez y simplemente aburre. Lo único rescatable de este fallido film es el villano de buen corazón, El Cangrejo, interpretado por el siempre perfecto Jason Bateman. Este mutante con sus pinzas y su romance con Lydia es lo mejor del film y consigue las pocas escenas buenas dentro de un promedio bajo para los films de Melissa McCarthy.
La película está dirigida y escrita por Ben Falcone, marido de la actriz, con quien ha colaborado en varios títulos. Ella produce, él dirige y escribe, ella protagoniza y él hace un pequeño papel. Es una alegría ver que trabajen juntos y felices, pero la película es mala.