Dos adolescentes graban su visita al abandonado hospital psiquiátrico Gonjiam. Así empieza esta película de terror coreana cuyo centro es el mítico hospital del título, uno de los “siete lugares más siniestros del planeta”. La grabación de los adolescentes se interrumpe abruptamente cuando están intentando entrar a la habitación 402, el cuarto de cuidados intensivos al que nunca nadie ha vuelto a entrar luego de una tragedia ocurrida décadas atrás, motivo principal del abandono del lugar. Así arranca Gonjiam: hospital maldito (Gonjiam Haunted Asylum/Gon-Ji–Am, Corea del sur, 2018) dirigida por Beom-sik Jeong.
Animado por el misterio de ese video, Ha-Joon, quien tiene un canal de YouTube llamado Horror Times decide armar un equipo para explorar el edificio a la medianoche de un aniversario de la tragedia. Recluta a un equipo de seis jóvenes a los que él coordinará desde una carpa afuera del edificio. La idea es trasmitir en vivo y pasar el millón de visitas, abriendo así la puerta de un futuro negocio. De día instalan algunas cámaras clave y luego esa noche cada joven lleva dos GoPro instaladas en un arnés, una mirando hacia su rostro y la otra hacía adelante, para ver lo mismo que ellos ven. No son las únicas cámaras, también hay un drone y cámaras de mano.
La película encuentra por todo lo dicho, una manera de que el agotado género cinematográfico de “película encontrada” (cuyo renacimiento y esplendor ocurrió hace veinte años con El proyecto Blair Witch) funcione sin mayores problemas. Las cámaras están instaladas y acompañan a los personajes, ya sea que estén quietos o huyan despavoridos. También son muchas las cámaras, por lo cual la narrativa no se vuelve ni forzada, ni aburrida. Ya en el viaje hacia el hospital el director deja claro que estamos frente a un gran espectáculo cinematográfico.
La locación, que reconstruye el lugar real, es espeluznante. La historia funciona y el terror es intenso y efectivo. Si una película de terror se mide por la cantidad de miedo que es capaz de producir, entonces Gonjiam es una enorme película de terror. No sorprende hoy en día que Corea del sur tenga buenas películas de género, los últimos films de ese país estrenados en Argentina eran extraordinarios. Invasión zombie (Train to Busan) y La villana (The Villainess) son dos ejemplos perfectos. Gonjiam: hospital maldito tiene, porque su género la obliga, un trabajo visual menos espectacular, aun cuando sea mejor y más original que todo el cine de película encontrada que solemos ver.
Nuevamente, sentir terror durante una hora y media no es poco y la película lo consigue. Desde el detalle más pequeño al más fuerte, todo funciona. No recurre a demasiados efectos especiales y son solo sonidos, sombras y puertas lo que necesita para asustar al espectador. Obviamente al final del camino tiene limitaciones propias de la historia que elige contar, pero siempre se las ingenia para que todo tenga lógica y se mantenga en pie. Las ambiciones desmedidas, en este caso propias de los tiempos que corren, hacen que la película también tenga su propio villano, y que no sea justamente uno de los habitantes del hospital psiquiátrico.