Greyhound es un film bélico centrado en una única misión que transcurre en los primeros meses de la participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. El Comandante de la Marina Ernest Krause (Tom Hanks) es asignado para dirigir un convoy aliado a través del Atlántico. Es la primera misión que se le asigna a pesar de tener una larga carrera en la marina. Krause está al mando del USS Keeling (llamado Greyhound) y aunque no se espera que sea una misión fácil, el desafío es mucho más grande de lo que inicialmente todos pensaban. Un grupo de submarinos nazis acecha al convoy para evitar que llegue a destino.
La película, basada en el libro The Good Sheperd escrito nada menos que por uno de los grandes de la literatura marítima de todos los tiempos C. S. Forester, tiene guión de Tom Hanks, lo que lleva a pensar que la autoría del film depende en gran parte de él. Hanks elige un papel a su medida en una historia que recuerda a varios de sus films, incluyendo particularmente sus colaboraciones con Steven Spielberg. Krause es un buen hombre que debe enfrentar un enorme desafío, mucho mayor incluso a lo pensado, y debe realizar su tarea de la manera correcta, aun en una situación donde cada decisión es cuestión de vida y muerte y no hay tiempo para equivocarse.
Krause es profundamente creyente y eso atraviesa su pensamiento y su misión. La novela de Forester desde el título tiene ese doble significado. La nave debe cuidar al convoy como un pastor cuida a su rebaño, pero a la vez el buen pastor es la imagen de Dios en el Antiguo Testamento y de Jesucristo en el Nuevo Testamento. Sus decisiones son producto de su inteligencia, su conocimiento y sus ideas, pero su fortaleza está respaldada por su fe. Cada muerte que no puede evitar le pesa. Le cuesta festejar las bajas del enemigo y se refiere a los primeros muertos que logra destruir como “cincuenta almas”. Eso no detiene la misión, más bien confirma que es una misión, con lo bueno y lo malo, con las consecuencias negativas aun en la creencia de estar haciendo lo correcto. Krause es un héroe con dudas, que se sabe observado por su tripulación, que carga sobre sus hombros decisiones que significaban vidas. En silencio soporta heridas de forma silenciosa, tan solo al final se descubre que sus pies sangran. Tampoco manifiesta el profundo dolor antes la perdida de uno de sus colaboradores más silenciosos y cercanos, el único que parece ser igual de creyente que él. Como el protagonista de Rescatando al soldado Ryan y el de Puente de espías, Krause cumple con su misión, ocupa el lugar que le corresponde. Cuando al final, seguro y convencido quiere ir por más, acepta al instante la orden que le dan y vuelve a ocuparse en esta nueva tarea, aunque no sea tan heroica como la que acaba de completar.
En cuanto a la narración en sí, Greyhound es una completa maravilla. Un film de guerra naval totalmente concentrado, sin vueltas. Tiene un personaje principal y de allí derivan todos sus temas. Hay más complejidad en este objetivo puro de la que hay muchísimos films grandilocuentes. Claro que tiene suspenso y acción y hay momentos de batalla que ya están para pasar a la historia del género. La película hereda esa costumbre olvidada de no irse por las ramas, de apuntar a una historia concreta, como los films clásicos, pero a la vez aprovecha las posibilidades técnicas para armar una batalla de alto impacto, verdaderamente sorprendente. Su concentración hace que la película no sea larga, que no le sobren escenas y que termine de forma impecable. Una forma de cine que si bien no es moneda corriente, aun hoy tiene estos buenos ejemplos. Una de las grandes películas del año, destinado a ser un clásico del género.