Vidriera

Guasón 2: Folie à deux

De: Todd Phillips

Guasón 2: Folie à deux (Joker: Folie à Deux, Estados Unidos, 2024) es una secuela que parece estar hecha para terminar con todas las secuelas. El director Todd Phillips había logrado, cinco años atrás, entrar en el universo de DC Comics y construir una película diferente a todo lo visto hasta ese momento. Una recreación estética del cine de los setenta y principios de los ochenta que funcionaba de marco para narrar la historia de un personaje muy conocido y siempre difícil de interpretar. El éxito de público y crítica fue instantáneo y su protagonista, Joaquin Phoenix, arrasó en la temporada de premios. Se podían decir muchas cosas de aquel film, pero lo único seguro es que no estaba pensada para tener secuelas en el sentido tradicional de los cómics llevados al cine. Nos equivocamos y hasta el propio actor principal aceptó hacer una secuela por primera vez en su vida. La expectativa fue descomunal, nunca vista, como si los que disfrutaron del primer largometraje no fueran capaces de entender que no debía continuar la historia. Que además se haya sumado Lady Gaga como Lee Quinzel, el interés romántico del protagonista, hizo explotar aún más el furor previo. Pero los trailers mostraban y no mostraban algo sorprendente: la película sería un musical. 

Hacer un musical basado en un superhéroe es posible, claramente no es lo más habitual. Si además pensamos que Guasón era un largometraje con estética de film noir setentoso, las posibilidades se vuelven aún más lejanas. Pero Todd Phillips, como el Guasón, quiere ver al mundo arder y decidió hacer una película que puede decepcionar tanto a los fanáticos de DC Comics como a los amantes del musical. La apuesta es gigante y arriesgada y el resultado desparejo. Por suerte es un musical, ya que es la parte musical la que más funciona. Se agradece, además, que las canciones sean algunas de las más grandes que se hayan escrito en el siglo XX. Para los espectadores sordos del presente, capaces de tolerar cualquier basura de pseudo música en las películas, esto podrá ser raro, pero cualquier que tenga un poco de amor por los clásicos, se sentirá genuinamente feliz por la manera en la que aparecen en la película. Desde el comienzo de la película se aclara el tono de lo que vendrá y un hermoso afiche de Brindis amor (The Band Wagon, 1953) de Vincente Minnelli, entre otros que aparecen, confirma hacia dónde estamos yendo. Incluso los internos de Arkham verán en un momento el clásico con Fred Astaire y Cyd Charisse. Con esta sensibilidad por el musical la película ya merece respeto. 


Los problemas surgen cuando el guión quiere mantener la lógica de la película anterior. Para hacerlo, muchas veces debe frenar el musical y no siempre logra hacerlo de forma fluida. La tensión entre la fantasía y la realidad se consigue frenando y arrancando una y otra vez. Nadie parece estar haciendo las cosas mal, pero poco a poco se vuelve menos atrapante y lleva un tiempo descubrir hacia dónde no irá la película. Tiene una historia más pequeña que su predecesora y a la vez se ve mucho más ambiciosa de presupuesto, en parte por los números musicales. Da la impresión, además, de que algunas resoluciones quedaron en el camino, para evitar que la duración fuera de tres horas. Siempre puede pasar que haya una ramificación más de el Guasón pero ni Todd Phillips ni Joaquin Phoenix se muestran acá dispuestos a que eso ocurra. La película es fallida en varios aspectos y saludablemente arriesgada en otros. Da varias escenas hermosas y otras sin mayor relevancia. Las canciones, repito, son lo mejor que tiene.