Jackie “Juice” (Halle Berry) es una luchadora de Artes Marciales Mixtas que ha caído en desgracia cuando perdió de forma rotunda una pelea. Abandonada a su suerte, todo cambiará cuando aparezca su hijo de seis años que había dejado al cuidado de su padre. Por primera vez debe hacerse cargo de su condición de madre y criar a un hijo, al mismo tiempo que lucha contra sus miedos, su pobreza y una pareja que la maltrata.
Casi de manera azarosa, se le presentará a Jackie la posibilidad de volver a pelear. Ya veterana, comenzará de cero para recuperar su carrera y reencausar su vida. La historia es tan esquemática como se ve y funciona con la misma naturalidad que lo hacen las docenas de películas que combinan drama y deporte. La única novedad, además del debut de Halle Berry como directora, es que la clásica narración de caída y resurgimiento acá esta tamizada por las ideas del presente. Todo suena un poco prefabricado en ese aspecto, aunque es posible que cada época tenga sus propios condicionamientos. Halle Berry, como es de esperar, da todo en su rol como protagonista. Los momentos de las peleas tienen el drama adecuado y uno siempre desea que ella gane. En ese aspecto la película cumple con su objetivo.