Hunters es una serie producida por Amazon cuya primera temporada tiene diez episodios. Es una de las grandes apuestas del 2020 porque además de la impactante producción y su ambiciosa idea, tiene el lujo de contar con Al Pacino como protagonista. Muchas grandes estrellas del cine ya han pasado por las series aun luego de volverse mitos cinematográficos, pero trabajar en una serie en un rol protagónico alguien de la importancia de Al Pacino es sin duda el gran gancho que tiene la serie aun antes de saber de qué se trata.
El título Hunters alude a un grupo de cazadores de nazis que en Estados Unidos en la década del setenta, más precisamente 1977, persigue a los criminales de guerra escapados hacia Norteamérica y en muchos casos protegidos por el gobierno de ese país. Los nazis que persiguen no son un montón de alemanes dispersos, sino que son un grupo coordinado que busca crear un Cuarto Reich. Frente a este crecimiento existe un grupo muy ecléctico e inverosímil que se dedica a buscarlos para hacer justicia y para evitar su resurgimiento.
Al Pacino interpreta Meyer Offerman, un sobreviviente del Holocausto que lidera el mencionado grupo de cazadores. Una especie de Simon Wiesenthal pasado por Quentin Tarantino, cuya búsqueda de justicia está justo un paso detrás de su búsqueda de venganza. Al comienzo de la serie dice: “Vivir bien es la mayor venganza” pero más adelante se corregirá y mostrará su juego: “¿Sabés cuál es el realmente la mejor venganza? La venganza”. Este cazador de nazis bien de ficción se encontrará en algún momento con el mismísimo Simon Wiesenthal (interpretado por Judd Hirsch, otro lujo de casting) y le reclamará su postura pacífica.
Pero el verdadero protagonista de la historia es Jonah Heidelbaum (Logan Lerman) un adolescente judío que vive en Brooklyn con su abuela. Cuando ella es asesinada en su casa, Jonah descubre su secreto: era miembro de una fraternidad secreta de vigilantes cazadores nazis. Liderada por Offerman pero que incluyen personajes salidos de una historieta o de las serie de nostalgia de la década del setenta tan de moda actualmente. La utilización de la banda de sonido de época y este estilo retro emparentan a la serie aún más con el cine de Quentin Tarantino. No es una influencia secreta, de hecho se manifiesta abiertamente en cuanto la historia le deja un primer respiro.
La serie fluctuará entre un festival de cazadores de nazis con tono exagerado y por momentos de comic a una exploración de los recuerdos del Holocausto. El camino que transita es bastante peligroso y no se termina de saber si sale airosa desde el punto de vista moral porque toca demasiadas cuerdas y salta con notable velocidad de un modo a otro. Hay demasiado en cada episodio de la serie como para poder detenerse en cada punto, pero está claro que los cambios de tono la afectan en algunos momentos.
Lo más complicado de Hunters es que arranca como comedia, con una pequeña masacre en tono paródico, como la escena culminante de Marathon Man cuando el criminal nazi es reconocido en las calles de Nueva York pero en broma. Luego adopta un cierto clasicismo y nos presenta a los personajes de forma más seria, generando un genuino interés por una historia que ya sabemos será inverosímil pero que podemos seguir como si lo fuera. Entonces llega una explosión Tarantino que es directamente un bochorno. Si bien está claro que hay un elemento de base inspirado en Bastardos sin gloria el momento en el cual deciden presentar a los personajes de los cazadores como protagonistas de una película de bajo presupuesto de los setenta realmente es ir demasiado lejos. Lejos del sentido común y estético de la serie. No sé por qué se tomó esa decisión horrible, pero se repite un par de veces más y siempre, pero siempre, destruye la narración y cuesta volver a recuperar el eje.
También aparecen los muertos como recuerdos materializados y dialogan con los personajes, otra decisión que se suma al pastiche de la serie. Y al decir pastiche no estoy siendo peyorativo, sino que describo la mezcla de ficción y realidad que rodea al film. Está el gran apagón de 1977, por ejemplo, que está muy bien usado dentro de la trama, o los científicos nazis que colaboraron con la carrera espacial e incluso el estreno de Star Wars que tal vez ayude a entender a algunos de los personajes. Pero la serie tiene que enfrentarse a un gran dilema por encima de cualquier otra cosa: ¿Está bien matar nazis? Queda claro que todos estaremos de acuerdo en que ser nazi está mal, sin duda ni objeción alguna. Los nazis son, además, perfectos villanos para el cine y la ficción, más allá de su probado y conocido prontuario de monstruosidad y crímenes contra la humanidad. ¿Pero sirven como historia de entretenimiento al mismo tiempo que se recuerdan los crímenes del Holocausto?
Los personajes se dividen entre los que matan sin dudar a los nazis y aquellos que tienen dudas morales acerca de si se debe tener con ellos una conducta deshumanizada. El debate sirve también a la historia de la serie y no adelantaremos aquí más nada. El protagonista está en el centro de esta cuestión. A medida que avanza la trama esa tensión crece, sin descuidar las escenas de persecuciones, tiroteos y conspiraciones. Los jóvenes nazis servirán más para esto último que los criminales que son centro de la cacería. Es difícil pasar de un gag que imita un programa de concursos (y está fuera de la trama por completo) a el asesinato de un niño en la Segunda Guerra Mundial.
Lo que sostiene a Hunters es, más que nada, el hecho de que siempre tiene nuevo material, varias vueltas de tuerca que aunque previsibles no dejan de ser interesantes y hasta una agente del FBI llamada Millie Malone (Jerrika Hinton) que persigue a los cazadores de nazis sin saber de la conspiración más grande que tiene delante de sus ojos. Elementos sin duda no le faltan y tampoco un elenco que es espectacular. A los mencionados Al Pacino, Logan Lerman y Judd Hirsch hay que sumarles a un matrimonio cuyo hijo fue asesinado por los nazis interpretado por Carol Kane y Saul Rubinek, una cineasta que emula a Leni Riefenstahl que actúa Barbara Sukowa (una actriz que ha tenido varios roles vinculados con esta temática de nazismo y criminales de guerra) y Lena Olin como la gran villana de los nazis, entre muchos otros actores conocidos.
La serie pasa de lo infantil a lo dramático y si se tiene en cuenta los tiempos que vivimos recordar la monstruosidad nazi nunca es algo que esté demás. De hecho la serie juega un poco con este olvido, aunque la acción transcurra, al menos en esta temporada, en 1977. Es cierto que no es lo mismo atacar a los nazis que insinuar que el partido republicano o los conservadores están emparentados con ellos. La agenda progresista se asoma por momentos en Hunters e incluso es un poco burdo el modo en el cuál se exageran las posiciones. Nuevamente, como los buenos se encuentran en varios momentos siendo asesinos o torturadores, el concepto de progresismo se diluye dentro del mismo caos de la serie.
El cierre en el décimo episodio es impecable y contrariamente a lo que ocurre con muchas series, Hunters consigue que el final nos invite ya mismo a desear otra temporada, aun con los defectos señalados y un posible desbarranque. Si hay algo de lo que no se puede acusar a la serie es de guardarse cosas. Descontrolada, excesiva y un poco irresponsable, no deja de ser entretenida y aunque parece que puso todo en diez episodios, el final demuestra que esto recién empieza.