Una voz en off reniega del imaginario heroico del cine bélico y nos presenta un campo de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial. El protagonista es un cínico aun mayor que el Joe Gillis de Sunset Blvd. Por eso motivo es que el personaje del Sargento J.J. Sefton fue rechazado por muchos actores, incluyendo a quien finalmente terminó interpretándolo, William Holden. El actor aceptó luego de muchas dudas y terminó llevándose el Oscar por este papel. Si Wilder lo hizo brillar en Sunset Blvd. (1950) no hay ni que aclarar que tan brillante vuelve a estar aquí en Infierno 17 (Stalag 17, 1953). Sefton es un hombre que se dedica a negociar con todos dentro del campo y que acumula una pequeña “fortuna” a partir de sus transacciones. Si alguien se escapa, el apuesta en contra, lo que obliga a su compañeros de barraca a apostar a favor, aun cuando sepan que Sefton tiene más chances de ganar que ellos. A pesar de alcanzar momentos de gran dramatismo, la película está impregnada de un humor negro sin par. Wilder, tan propenso a usar directores como actores, hace que Otto Preminger sea el director del campo de concentración. Y quien se encarga del ordenes un sargento llamado Johann Sebastian Schultz. Este personaje, a quien sería imposible considerar gracioso en cualquier otro film, es interpretado aquí por el genial Sig Ruman., gran comediante recordado por su rol del Coronel Eckhart en Ser o no ser (To Be or Not To Be, 1942) de Ernst Lubitsch. Tal como lo anunciaba declaraba como principio el maestro Lubitsch, acá Wilder hace una comedia dentro de un terrible drama. Hay muchos momentos muy graciosos y la película se ha convertido en un merecido clásico de la historia del cine. Billy Wilder parece hacer aquí una declaración de principios: Ser un cínico no es un pecado, lo que es un verdadero crimen es ser un traidor o un asesino, no se confundan. Otra película clave para entender a uno de los grandes genios de todos los tiempos.