Joe Kidd (1972) es un western protagonizado por Clint Eastwood, dirigido por John Sturges y escrito por Elmore Leonard. Tres grandes talentos combinados a los que hay que sumarle a Lalo Schifrin como el autor de la banda de sonido. Se trata de una película que combina varias líneas dentro del western, una rara combinación entre revisionismo y parodia que sin embargo logra mantener cierto clasicismo que la vuelve un título entre dos épocas del género. Fue un enorme éxito de taquilla a pesar de tener un rodaje difícil y un montaje algo acelerado, lo que explica que se trate de una película de menos de noventa minutos.
Joe Kidd (Clint Eastwood) es un cazador de recompensas retirado que se ha instalado en Nuevo México en el cambio de siglo, en una fecha no precisada posterior a 1896 y anterior a 1907, como delata la cantidad de estrellas en la bandera norteamericana que flamea en el pueblo. La acción transcurre en Sinola, un pueblo disputado entre mexicanos y norteamericanos. Allí, un líder mexicano llamado Luis Chama (John Saxon) reclama las tierras y está dispuesto a usar la violencia para lograr su objetivo. Por otro lado, un poderoso dueño de tierras llamado Frank Harlan (Robert Duvall) quiere eliminar a Chama y para eso intenta contratar a Joe Kidd, quien inicialmente no quiere tomar partido. Pero ocurrirán cosas que lo llevarán a meterse en el conflicto.
La película tiene un buen arranque, con Eastwood en el momento justo en el cual alcanzaba el estatus de estrella que lo acompañaría de ahí en más. Ya había trabajado con Sergio Leone y con Don Siegel, los directores que lo llevaron a convertirse en leyenda. Un año antes Eastwood había protagonizado Harry el sucio, el toque definitivo de inmortalidad. Por otro lado, el director, John Sturges, estaba en su ocaso. El director de Conspiración de silencio (1954), Duelo de titanes (1957), Los siete magníficos (1960), El gran escape (1963) y Estación Polar Zebra (1967) tenía problemas con el alcohol y ya no era capaz de ofrecer la calidad de antaño. Eastwood, que quería lograr lo mejor con la película, veía en el director un problema para alcanzar la excelencia.
Pero Eastwood, también productor, buscó cambiar el guión para sacarle protagonismo a Chama y darle más lugar a su personaje. Eso, lejos de ser un problema, es un hallazgo, porque muestra una mirada más cercana al mundo del actor y hoy la vuelve más valiosa. El comienzo es bastante clásico, pero luego se entrega a algunos momentos menos prolijos y delata también el ser un western post spaghetti-western en detalles de puesta en escena y algunas locuras muy efectivas. La música de Lalo Schifrin resume perfectamente esto. Por momentos parece emular al trabajo de Ennio Morricone y por momentos se transforma en una partitura de western clásico.
A pesar del éxito, Clint Eastwood nunca más aceptó participar en un western que no fuera dirigido por él mismo. Empezaba una de las carreras como director más importantes de las siguientes décadas y ya no iba a ceder a la hora de trabajar en su género favorito. Joe Kidd es la película que capta a la perfección esa transición.