Siempre habrá buenas películas de superhéroes, incluso ahora, cuando el género se ha vuelto una pesadilla que parece no tener fin. Simplemente hay que elegir y dejar pasar lo que se ve desde lejos que es un producto fallido. Ya no soporto más películas de superhéroes que no sean de los personajes más famosos e incluso algunos de ellos ya no dan para más, al menos hasta que baje la espuma de este agotamiento al que nos vienen sometiendo al menos hace un lustro. Kraven el cazador pertenece al mundo Marvel y los expertos en comics podrán escribir un tratado sobre él. Lo mío es el cine y la película es fallida desde el minuto uno. Ni la comedia romántica de Hallmark ha sido capaz de moverse por terrenos tan agotadoramente conocidos y transitados. Tampoco nos priva de contar el origen del personaje, cómo si alguna vez tuviéramos la oportunidad de saber más de él en una secuela. Si hacen o no una segunda parte, no es mi problema, no pienso verla ni de lejos. Kraven está interpretado por Aaron Taylor-Johnson y su siniestro padre nada menos que por Russell Crowe. Justo ahora que Marvel demostró que tiene plata para contratar a todos los actores del planeta se ha quedado con los peores guiones del mundo. Será cuestión de invertir la ecuación en el futuro. También trabaja la ganadora del Oscar Ariana DeBose, prueba de que se llega a la cima brillando pero se baja a toda velocidad en muy pocos largometrajes.
