El detective Russell Poole (Johnny Depp) ha caído en desgracia. No ha podido resolver el caso más importante de su carrera: el asesinato de los raperos Tupac Shakur y The Notorious B.I.G. Casi dos décadas después el caso continúa abierto y el periodista Jack Jackson (Forrest Whitaker), está determinado a averiguar por qué. Jackson localiza a Poole y ambos inician una investigación cuyas ramificaciones son imposibles de predecir.
Basada en un libro que cuenta esta historia real, la película narra con oficio y de manera clásica los hechos principales de estos personajes que vivieron a la sombra de grandes eventos que conmocionaron a la sociedad americana. Lo interesante del film es rescatar un figura como la de Poole, que se cruzó con estos asesinatos que lo marcaron por el resto de su vida. Tanto Depp como Whitaker cumplen con su trabajo correctamente, aunque a la película parece faltarle algo de fuerza. No es capaz de que estos eventos del pasado cobren nuevamente fuerza y actualidad. Y no es porque el tiempo haya transcurrido sino porque la narración no termina de ser atrapante. Varias escenas sí lo son, pero no es suficiente como para convertir a la película en algo más memorable.