El cine de terror es un desafío mucho mayor de lo que parece. Habiendo tantos exponentes del género y siendo sus espectadores consumidores ávidos de todo lo que se estrena, es complicado desmarcarse con un producto original o logra un relato clásico pero por encima del resto. La forma del bosque tiene no pocas ideas e intenciones de conseguir un resultado que supere al promedio y en algunos momentos lo consigue. El problema es que no llega despegarse del todo. Este cuento de hadas que transcurre en un bosque alcanza sus mejores momentos al comienzo, cuando Silvia y Andrés, dos hermanos que viven junto a su abuelo en el bosque despiertan la ira de una entidad que habita en el lugar.
Es la promesa de todo lo que vendrá lo que sostiene a la película, que luego deberá resolver las situaciones planteadas quedando un poco por debajo de lo que venía consiguiendo. No le falta clima a la historia, pero le falta terror, aquello que angustia y asusta de verdad. Su prolijidad técnica y su banda de sonido están en la búsqueda sin hallar el resultado adecuado.
Pero como todo cuento de hadas la historia es clara y el guión se encarga no por nada de dividir en capítulos el relato, mostrando una estructura que termina cobrando sentido en las escenas finales. Con reminiscencias a muchos films del género La forma del bosque es un exponente digno con algún que otro detalle fallido. Un nuevo film de terror argentino, tal vez el género con más largometrajes en nuestro país en el siglo XXI.