La fortuna es una miniserie española escrita y dirigida por Alejandro Amenábar, basada El tesoro del Cisne Negro de Guillermo Corral y Paco Roca, que a su vez se inspiró en eventos reales, la historia de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes hundida en 1804 y descubierta en el año 2007, dando comienzo a la historia que se narra aquí.
Por un lado está el cazador de tesoros Frank Wild (Stanley Tucci) que se dedica a saquear tesoros por el mundo, ganando millones con cada hallazgo. Trabaja junto a una inocente hija y un grupo de profesionales que festeja cuando el barco La fortuna es encontrado junto con su enorme tesoro en el fondo del mar. Pero más que un aventurero, Wild es un pirata moderno.
Del otro lado el protagonista es un joven y estructurado diplomático que ha llegado al Ministerio de cultura de España y se encuentra de frente con este conflicto. Álex Ventura (Álvaro Mel) deberá estar al frente del litigio para recuperar la fortuna que ahora está en Estados Unidos pero le corresponde a España. A Álex lo ayudará una funcionaria rebelde llamada Lucía (Ana Polvorosa) y un abogado norteamericano, viejo conocido de Wild, Jonas Pierce (Clarke Peters). Será una lucha entre laambición material y la recuperación de la historia.
Alejandro Amenábar es un cineasta español que forma parte de una generación de expertos en los géneros. Tuvo su mejor momento entre su debut con la película Tesis (1996) y su Oscar a película extranjera con Mar adentro (2004). En el medio realizó Abre tus ojos (1997) y Los otros (2001). Su nombre ya no es lo que era pero aun así su trayectoria vale. Aquí se da el lujo de hacer algunas escenas de época, mostrando versatilidad y oficio para escenas que implican un gran despliegue de producción.
Salvo pequeñas excepciones, el elenco de La fortuna muestra que no se trata de una coproducción forzada o sin sentido. Mitad en Estados Unidos, mitad en España, se ve creíble en su formato internacional. Los actores están mayormente bien y cuando se necesita hacer escenas de gran producción, estas no se ven pobres ni torpes. En ese aspecto Alejandro Amenábar muestra que está al frente de un proyecto serio, no una improvisación.
Pero los problemas empiezan cuando se mezclan los clichés de la ficción con las bajadas de línea progre, con poco rigor para transmitir la sensación de aventura y suspenso. Muchos diálogos son obvios pero también discutibles, situaciones torpes para hablar del choque entre culturas. Autocrítica con respecto al caos español y a la vez un elogio a sus héroes anónimos. Todo lo que tiene que ver con Estados es un poco más de trazo grueso, con algunas escenas marcadas por los más salvajes y discriminatorios estereotipos. Una vez más, la salva los actores.
Entretiene e incluso atrapa, pero faltando dos capítulos ya se nota el agotamiento. El sexto episodio es directamente ridículo. Pero es una caída final en una serie con varios momentos dignos. Es divertido ver a los americanos hacer de malos, pero para ser sinceros la corrección política termina equilibrando bastante las cosas y todo cierra con más benevolencia que maldad. Aventuras contemporáneas que pedían a gritos más acción y suspenso y muchas menos sentencias graves y chistes culturales.