La ópera prima del director tucumano Martin Falci, es un retrato del último campamento de varones que se realizó en el Gymnasium, colegio universitario público de Tucumán. Por sus bautismos y rituales, el evento es parte del imaginario colectivo de la provincia desde hace más de 50 años. Los niños de 10 años que ingresan al colegio y viven el campamento por primera vez, son los personajes de este documental que no subraya ni juzga nada de lo que ve, simplemente decide mostrarlo.
Quienes conozcan desde adentro la experiencia podrán tal vez establecer los niveles –siempre presentes- de subjetividad que para la mayoría de los espectadores nos resultarán imperceptibles. Lo que la película muestra es un discurso favorable, sin que nadie lo cuestione y sin otros puntos de vista, el conflicto está en que aunque no las juzgan las imágenes y situaciones producen un efecto crítico. Gran mérito un documental que no necesita agregar cosas para tener una mirada crítica.
Un elemento particularmente inquietante es que todo el film tiene un personaje que está fuera de campo y que posee una presencia absoluta: Matías Albornoz Piccinetti, apodado Paver. El campamento que aparece en el film, el del 2017, lleva su hombre en homenaje al joven asesinado en una gresca entre jóvenes antes de que se realizara el campamento. No se explica nada del caso, pero en un entorno de jóvenes en un campamento, con elementos de violencia latente, ese fantasma atraviesa todo el film.
Es posible que para muchos esta película sea un homenaje a estos campamentos y a la figura del joven asesinado, pero de lo primero no estaría tan seguro. Quienes crean que lo que se en la película es genial, sentirán el homenaje, para los demás será la descripción de un mundo primitivo de violencia masculina, en un colegio que resistió todo lo que pudo para que no se incorporaran mujeres. Justamente el campamento que muestra el film era uno de los espacios que querían conservar solo para hombres.