La madrugada del 2 de enero de 1921, en medio de una espesa niebla el barco Santa Isabel, con 260 emigrantes con destino Buenos Aires, se hundió frente a la costa de la isla de Sálvora. Esa noche no había hombres en la isla, estaban celebrando las Navidades en tierra firme. Tres jóvenes isleñas, María (Nerea Barros), Josefa (Victoria Teijeiro) y Cipriana (Ana Oca), deciden lanzarse al mar en una pequeña embarcación. Remando sólo de oído, debido a la espesa niebla y a la noche cerrada, logran salvar a 50 personas.
Un periodista argentino, León (Darío Grandinetti), acude a Sálvora para cubrir la noticia del naufragio. Pero poco a poco empiezan a descubrirse informaciones que vuelven más compleja la historia. Rápidamente el gobierno sale a festejar el heroísmo de las tres mujeres, pero algo subyace debajo de la aparente calma de la isla.
La película, académica, clásica, prolija, recuerda al cine español del regreso a la democracia en ese país. Fuerte contenido, dureza, infierno grande en pueblo chico y una desconfianza hacia el poder y la historia oficial. El elenco es sólido, salvo Dario Grandinetti, que como siempre resulta falso en este entorno de actores mucho más sólidos. Lejos de ser una excelente película, La isla de las mentiras es de todas maneras una historia interesante contada de forma efectiva.