Leónidas, joven destinado a ser el líder de su comunidad huarpe, se enamora de Lourdes, la hija del terrateniente blanco del Pueblo. Luego de ser separados cruelmente por sus familias, se reencuentran para emprender una sangrienta venganza. La película cuenta, de forma muy hábil y atrapante, el proceso que llevó a esa separación y también la venganza, alternando ambos tiempos y construyendo un guión original y a la vez clásico.
La directora Tamae Garateguy tiene un claro manejo de los géneros cinematográficos y aquí lo vuelve a demostrar en esta película con no pocos elementos del western. Varias imágenes son verdaderamente espectaculares, por encima del promedio de lo que se puede ver en el cine argentino. El uso de la violencia, particularmente cruda y perturbadora, tal vez provoque algo de rechazo, pero estas son las reglas de esta película, no se le puede objetar nada.
Algunos actores dan con el papel y a otros les cuenta estar a la altura de las ambiciones de la directora. Todo el trabajo de dirección y fotografía tiene como único lastre algunos vicios y rostros de un cine que está un paso por detrás de las posibilidades de la película. Aun así, la película muestra un deseo genuino por la narración cinematográfica en estado puro.