Hay muchas promesas en Las noches son de los monstruos, película argentina que juega con el género fantástico y el terror. Con una estética que recuerda a algunos films de terror europeo, en particular la película sueca Dejame entrar (Låt den rätte komma in/Let the Right One In, 2008), la historia sigue los pasos de Sol, una adolescente atormentada por su entorno. Ella y su madre se han mudado junto al novio de esta última, un personaje algo incierto al que con cierta ambigüedad podría referirse el título. Pero además de la situación familiar, Sol sufre el bullying de sus compañeras del colegio. Sin un horizonte luminoso por delante, la suerte de Sol parece cambiar cuando una misteriosa perra blanca se cruce en su camino. La película juega sin sutileza alguna con el concepto de lo monstruoso y se mueve generando mucha expectativa, aunque no alcance a satisfacer con la resolución de la historia. Algunos personajes muy mal trazados quedan sueltos y un par de situaciones parecen quedar incompletas. Está claro que la bajada de la película es narrar la historia de una joven que encuentra el camino hacia su propia fuerza interior y su capacidad de sobreponerse a todo.