LECTURAS PARA UNA TARDE VERANO
Leer es ir al encuentro de algo que está a punto de ser
y aún nadie sabe qué será
Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero.
Los primeros libros que conformaron mi biblioteca de adulta fueron leídos en los veranos. Mi papá tenía la costumbre de regalarme dos o tres ejemplares para la época de Fin de Año o Navidad. Esas lecturas se convertían en mi gran salvación durante ese tiempo de letargo y vacío que significaban para mí las vacaciones, ya fuera porque me veía a obligada a permanecer en mi casa, ya fuera porque mis padres me llevaban a veranear a la playa. Mi mamá siempre cuenta como ejemplo de mi modo apasionado y excluyente de leer que pasé todo un mes de enero en camisón, yendo literalmente de la cama al living con un libro que me tenía atrapada al punto que durante el tiempo que me demandó su lectura, no me interesó salir. No recuerdo el nombre de ese libro que monopolizó de tal forma mi atención, pero sí puedo rememorar la sensación de ensoñación inducida que me producían sus páginas, el deseo de permanecer un rato más entre los recovecos de la historia para poder develar la suerte ya echada- de sus personajes.
Lo recuerdo bien porque he vuelto a experimentarlo muchas otras veces con muchos otros libros que tuvieron el poder de sacarme por un rato de mi pequeño universo cotidiano para trasladarme casi como por arte de prestidigitación hacia mundos que no eran los míos, mundos regidos por otras geografías, otras leyes y otras lenguas, mundos bien distintos al que yo habitaba, aunque llenos de personajes que sentían, pensaban, dudaban y buscaban con ansia encontrarle un sentido a la existencia, el mismo sentido que buscaba yo desde las paredes de mi casa. A ellos vuelvo siempre como se vuelve a esos placeres que quedan impresos en el cuerpo y la mente en forma de huellas indelebles.
Para quienes gozan con esta maravillosa experiencia de la lectura y el tirano tiempo los confina a relegar este placer solo para una pequeña fracción del año, va aquí una lista de diez recomendaciones. Con la idea de disminuir el margen de error, he preferido recomendar únicamente libros que he leído completos y que de verdad me han gustado. No son necesariamente los editados en estos últimos meses ni los últimos escritos por sus autores. Me parece que estos criterios no debieran ser prioritarios a la hora de recomendar, a diferencia de lo que hacen los diarios o revistas que persiguen un fin editorial comercial y en cuyas listas figuran, muchas veces, libros que apenas han sido hojeados por sus críticos o editores. Recomendar, por ejemplo, todos los editados en este último mes me parece un gesto de imprudencia pues es imposible haberlos leído completos. En mi caso, he elegido solo aquellos que me hicieron disfrutar tanto con su lectura que, al terminarlos, deseé no haberlos empezado aún. Por el sencillo deseo de volver a experimentar esa excitante sensación de saber que como decía Calvino- voy a ir al encuentro de algo que está a punto de ser pero que aún no sé qué será.
Aquí, entonces, 10 libros (+ 2 de yapa) que me ataron a sus páginas:
1. Tierra desacostumbrada, de Jhumpa Lahiri. Editorial Salamandra
Elegido como Mejor Libro del Año 2008 por The New York Times, esta compilación de cuentos o pequeñas nouvelles, por su gran extensión y fuerza narrativa- gira en torno a las vivencias de los inmigrantes bengalíes en Estados Unidos. Son historias de familias en las que es fácil reconocerse más allá de las diferencias culturales, pues Lahiri sobrevuela el tema de la inmigración y se detiene en conflictos familiares universalmente reconocibles. Es así como entonces uno puede identificarse con unos padres que ven a sus hijos independizarse a fuerza de oponerse a las tradiciones o mandatos familiares, o con un matrimonio que emprende un breve viaje a solas por primera vez sin sus niños. Todos los relatos están escritos con la dosis justa de elementos para lograr una prosa extraordinaria, dotada de gran emotividad tanto por lo que expresa como por lo que sabiamente oculta.
2. Llega un hombre y dice, de Nicole Krauss. Ed. Salamandra
Primera novela de esta joven escritora, oriunda de New York, traducida al español luego del éxito internacional de su segundo libro: La historia del amor. El relato se centra en la vida de un hombre que un día despierta y advierte que ha perdido la memoria y que solo recuerda los primeros doce años de su vida. Escrita con inteligencia y soltura, la novela se convierte en una profunda reflexión sobre la importancia de los recuerdos en la construcción de la identidad de las personas. La estructura del relato nos remite a las novelas de Paul Auster, de quien Krauss es deudora.
3. Chesil Beach, de Ian McEwan. Ed. Anagrama
Este escritor inglés, consagrado hace ya muchos años y con varias obras en su haber, condensa en esta hermosa novela las tensiones que regían la moralidad en los tiempos previos a la revolución cultural y social del 68. El primer encuentro sexual de un joven matrimonio es el escenario sobre el que McEwan despliega toda una serie de prejuicios, miedos, repulsiones y deseos reprimidos que exceden el marco de la experiencia privada de una pareja, y que se reflejan como en un espejo en el espacio público de toda una sociedad que todavía cargaba con el peso de una moral victoriana. Todo el relato gira alrededor de ese momento íntimo y sensual en el que los amantes libran la vieja batalla de los cuerpos y lo hacen sin saber que cada uno de esos movimientos, falsos o acertados, será determinante para el futuro de su vida sexual adulta.
4. El ardor en la sangre, de Irène Némirovsky. Ed. Salamandra
Irène Némirovsky no pudo sobrevivir al horror del Holocausto, pero sí lo hicieron sus obras, incluso las que no habían sido editadas al momento de su deportación. Suite Francesa, la magistral novela que se convirtió en un éxito editorial internacional, pudo ver la luz luego de que sus hijas encontraran varios manuscritos arrumbados en un viejo baúl que habían conservado durante años sin abrir mientras huían de la persecución nazi. El ardor en la sangre corrió la misma suerte de edición póstuma. Esta novela, mucho más corta que Suite Francesa, posee también un tono más intimista y apasionado, su brevedad, sin embargo, no le impide desplegar una trama compleja e intrigante que se va tejiendo poco a poco a medida que la voz de su protagonista hace avanzar el relato. Silvio es un hombre en sus sesenta, que disfruta de su tranquila estancia en una villa en la campiña francesa, hasta que un acontecimiento inesperado quiebra la placidez de ese micro universo en el que habita y se convierte en el disparador para que se devele un secreto del pasado que lo involucra con alguien de su presente. Ese misterio que había permanecido oculto da cuenta de las vivencias apasionadas de los tiempos de juventud, cuando el ardor en la sangre signa muchas veces el destino de nuestras vidas. Una novela impecable.
5. Al sur de la frontera, al oeste del sol, de Haruki Murakami. Ed. Tusquets
Murakami es un prolífico escritor japonés que se ha puesto bastante de moda en el mundo literario de los últimos años, tanto adentro como afuera de las fronteras de su país, aunque su figura es bastante cuestionada en Japón por no responder a los cánones de la literatura japonesa tradicional y por estar demasiado embebido de la cultura occidental. El primero de sus libros que se publicó aquí fue El pájaro que da cuerda al mundo, una obra magnánima y un poco tediosa por su excesivo tono surrealista, que no es la que más recomiendo para acceder a su interesante universo ficcional. Hacerlo, en cambio, a través de un libro como Al sur de la frontera, al oeste del sol es comprar un pasaje directo al resto de su obra. Esta novela cuenta la historia de un hombre en la edad adulta un personaje con tintes autobiográficos-, dueño de un bar y apasionado del jazz, que vive una crisis existencial a partir de que se reencuentra con una enigmática mujer, su gran amor de juventud, que le hará tambalear los cimientos de su matrimonio y de toda su vida. El relato está construido con una prosa ligera, amena e intimista que vuelve imposible no reconocerse en las vacilaciones de su protagonista, en su culpa, en esos pensamientos que merodean su conciencia y lo tientan a cada momento a virar el rumbo de su destino.
6. El secreto del calígrafo, de Rafik Schami. Ed. Salamandra
Este escritor sirio, que reside desde hace casi cuarenta años en Alemania, es un autor de consagrado prestigio en las letras germanas. Su anterior novela, El lado oscuro del amor, se tradujo a más de veinte idiomas y se convirtió en un éxito rotundo de ventas. Situada en Damasco a fines de los años 50, El secreto… nos pasea por los escondrijos de esta ciudad en la época de su independencia, en donde conviven de forma pacífica musulmanes, judíos y cristianos. El valor artístico que la cultura árabe le otorga a la caligrafía es el escenario elegido para desplegar las historias de distintos personajes que se imbrican como las calles de la ciudad que habitan. El protagonista, un prestigioso y obsesivo calígrafo, casado con una bella e inteligente mujer, cae preso de sus propias palabras al descubrir que fue contratado por un famoso donjuán para escribir de su puño y letra ardientes palabras de amor en cartas que van a parar secretamente a manos de su esposa. Una novela que da cuenta del gran valor de la cultura árabe muchas veces tapada por el velo de una religiosidad demasiado ortodoxa.
7. El museo de la inocencia, de Orhan Pamuk. Ed. Mondadori
Alcanza con leer solo este libro para comprender los motivos por los cuales el escritor turco Orhan Pamuk ha sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2006. Situada en la Estambul de los años 70, esta es la historia de un amor profundo y obsesivo entre Kemal y Fusün, un joven de la burguesía acomodada turca y una muchacha de la clase obrera trabajadora. Este encuentro de contrastes domina toda la novela al dejar al descubierto esas grietas abiertas en una sociedad que cabalga entre un pasado de imperio otomán y una sociedad laica y democrática, entre raíces de fuerte raigambre oriental y una inevitable influencia de la cultura de Occidente. El título hace alusión al museo que Kemal construye a la memoria de su amada en un intento por hacer perdurar la esencia efímera del amor en la perennidad de los objetos. Una obra majestuosa y conmovedora, el final es un despliegue de inteligencia y maestría en el arte de narrar.
8. El corazón helado, de Almudena Grandes. Ed. Tusquets
Como varios de los libros de esta consagrada escritora española, El corazón helado es una novela monumental, por su extensión, por la hondura en el tratamiento de la los temas, por el grado de minuciosidad con el que delinea el perfil de sus personajes y por la soltura en el manejo de los distintos recursos literarios de los que se sirve para pasearnos por sus páginas sin perder en ningún momento el entusiasmo por la lectura ni el hilo de la historia. La novela cuenta la historia de amor entre un hombre y una mujer que pertenecen a dos familias bien distintas, marcadas por esos dos bandos en los que la Guerra Civil dividió a la sociedad española. Álvaro Carrión y Raquel Fernández Perea son una pareja de enamorados que deben librar esa lucha shakesperiana de antagonismos ideológicos familiares para poder consumar su amor. Junto a ellos asistimos a varias otras historias del pasado reciente de esa España que el franquismo partió en dos. El corazón helado es una novela potente, ambiciosa, emotiva, llena de fuerza épica, de esas que poseen la gracia de que el recorrido de sus páginas pueda llegar como anuncia desde su título- a helarnos el corazón.
9. Abril rojo, de Santiago Roncagliolo. Ed. Alfaguara
Este joven escritor peruano le hace honor a la literatura de su compatriota recientemente galardonado con el Nobel, Mario Vargas Llosa. A la manera de las mejoras obras que dio la literatura del boom latinoamericano, Roncagliolo se lanza en esta novela que recibió el Premio Alfaguara- por los derroteros del género policial para enmarcar unos hechos que describen a la perfección la situación política de extrema violencia en la que han estado inmersos los países latinoamericanos durante gran parte del siglo pasado. El protagonista, un fiscal de la justicia, se enfrenta solo a la maquinaria perversa del poder y decide volver sobre una investigación que había sido cerrada, para ello debe sortear el miedo de un pueblo signado por el horror, la injusticia y la violencia de las filas de Sendero Luminoso. Abril rojo posee todos los condimentos narrativos de un buen thriller con una prosa impecable y un marco político y social con elementos reconocibles de la historia reciente.
10. La casa de los conejos, de Laura Alcoba. Ed. Edhasa
Este libro cuenta la historia de una niña, hija de una pareja de activistas montoneros en la década del 70, en la ciudad de La Plata, que debió pasar varios meses junto a su madre -y otros dos militantes- escondida en una casa en cuyo fondo y bajo la apariencia de un criadero de conejos funcionaba la imprenta clandestina más importante de la organización Montoneros. Con el permiso que otorga la experiencia de haber vivido gran parte de los hechos narrados, Alcoba afina su mirada para nada despojada de la crítica- y nos pasea sin tapujos por una época signada por la violencia, en la que la lucha armada en defensa de los ideales estuvo muchas veces determinada por la ceguera. La planificación narrativa es uno de los grandes hallazgos de esta novela, la prosa y la cadencia con que la misma se desliza por sus escasas ciento treinta y cuatro páginas merecen una mención aparte. Hay detrás de cada palabra, de cada línea, incluso, de cada silencio o elipsis, un fino trabajo de depuración. La sutileza marca el tono del relato y es, en definitiva, la característica que mejor expone el estupor y la perplejidad que la historia produce.
11. La soledad de los números primos, de Paolo Giordano. Ed. Salamandra
12. Los aires difíciles, de Almudena Grandes. Ed. Tusquets