Diablo Cody se hizo famosa por su guión de La joven vida de Juno (Juno, 2007) por el cual ganó docenas de premios y terminó llevándose el Oscar a mejor guión original. Ese, su primer guión, fue el punto más alto de su carrera, que de ahí en más se volvió bastante despareja. En esta nueva película, que también produce, la historia se centra en una joven estudiante muy poco popular llamada Lisa. El año en el cual transcurre en 1989 y la película busca coquetear con ese anacronismo y explorar el tono de las comedias negras estudiantiles de aquellos años. La solitaria Lisa, amante de los cementerios, la poesía y Mary Shelley, reanima sin proponérselo a un joven victoriano muerto y trae su cadáver de vuelta a la vida, o algo así. Para la joven solitaria es la oportunidad de tener un amigo con su misma sensibilidad, a la vez que ve en poco tiempo que el joven muerto es bastante apuesto.
Diablo Cody tiene elementos que aun la distinguen pero hace rato que su transgresión inicial se convirtió en guiones estándar, sean buenos o malos. La directora, Zelda Williams, hace nada por mejorar el material que tiene entre manos y todos se ve como una comedia de segunda línea sin ni un solo momento gracioso. Lo único que logra darle algo de interés a la película son sus momentos salvajes. A pesar de un promedio lavado, las escenas donde todo se descontrola, se pone sangriento e ingobernable, Lisa Frankenstein cobra vida. La sensación es que las ideas originales fueron pulidas y domadas hasta convertirse en un producto mediocre. Si al menos los chistes fueran graciosos, la película hubiera encontrado su lugar y su tono. No pasó, y esta nueva mirada sobre el clásico de Mary Shelley, sólo confirma la vigencia del clásico de la literatura.