Locos de remate (Stir Crazy, 1980) es la segunda de las cuatro comedias que realizaron juntos Gene Wilder y Richard Pryor. Está dirigida por una leyenda de la actuación, nada menos que Sidney Poitier, y el éxito de la película fue tan rotundo que cuesta entender porque no volvieron los tres a trabajar juntos inmediatamente, lo cierto es que lo intentaron, pero en el siguiente proyecto de Poitier sólo quedó Wilder en uno de los dos roles protagónicos.
A diferencia del El expreso de Chicago (Silver Streak, 1976) película en la que estos dos actores se dieron cuenta que tenían química, aquí la acción y el suspenso quedan de lado y todo se centra en la comedia. Dos amigos, uno actor (Pryor) y otro dramaturgo (Wilder) viven de fracaso en fracaso en Nueva York. Cuando ambos son despedidos, Wilder tiene la idea de recorrer el país en busca de oportunidades y un mejor futuro. Pero en el camino son acusados de haber cometido un violento robo a un banco y terminan presos con una condena de ciento veinticinco años. Lo que sigue es una comedia carcelaria con todos los ingredientes esperables y otra historia en la que un abogado y su prima Meredith (JoBeth Williams), también abogada intentan sacarlos de la prisión.
La película es divertida y obviamente muy graciosa. Wilder y Pryor tienen un timing para la comedia absolutamente sorprendente. Y el guión tiene varios momentos brillantes. Al final de la película es cuando se pierde un poco la fuerza, en particular porque se ven obligados a usar dobles en las escenas de riesgo. Aun así, esta comedia que fue récord de taquilla, se mantiene graciosa gracias a dos comediantes brillantes. Vale la pena ver y aprender de tanto talento junto.