Peliculas

Los chicos de la Nickel

De: RaMell Ross

Los chicos de la Nickel (Nickel Boys, Estados Unidos, 2024) es una película dirigida por RaMell Ross, basada en el premiado libro de Colson Whitehead. El único motivo por el cuál hoy alguien puede estar hablando sobre esta película es que ha obtenido dos nominaciones al Oscar, nada menos que mejor película y mejor guión adaptado. Pero como veremos a continuación, su presencia entre las nominadas tiene una enorme presencia. Qué haya logrado una película así obtener estas nominaciones indica que el poder del lobby de ciertos productores está intacto y que con una buena estrategia, no se necesita hacer buen cine. Gracias a Dede Gardner y Jeremy Kleiner, algunas de las grandes películas de estos años deben haberse quedado fuera de las premiaciones y sus hermosos artefactos prefabricados para los premios han logrado no sólo nominaciones sino también el premio mayor.  No son productores de buenas películas, sino de buenas campañas. No fracasan en eso último.

Nickel Boys cuenta la historia de Elwood, un estudiante brillante con futuro que cuando está yendo a la universidad donde recibirá cursos gratis, sube a un auto haciendo dedo con tanta mala suerte que resulta ser un auto robado y Elwood considerado cómplice. Cómo es menor de edad lo envían a la Nickel Academy, una escuela reformatorio. En medio de los abusos y discriminaciones que sufren los jóvenes negros en la academia, Elwood se ha amigo de Turner, un tranquilo estudiante del lugar. Las personalidades diferentes van creando un vínculo entre ambos, Elwood quiere luchar por los derechos civiles y Turner cree que es mejor mantenerse al margen de todo eso. A medida que la película cuenta la historia de los dos jóvenes, vamos viendo todos los conflictos raciales de la década del sesenta y toda la lucha contra el racismo en la sociedad americana. El paralelismo entre los protagonistas y la sociedad de aquellos años es subrayado una y otra vez y es muy difícil seguir viendo películas norteamericanas de la década del sesenta que no suenen a algo demasiado visto. Entiendo que fueron hechos muy traumáticos, pero tiene que haber otra manera de pasar por esos lugares y que no parezca rutina pura.

Nickel Boys, sin embargo, se juega todo en la puesta en escena. Se construye mayormente como dos largas subjetivas de sus protagonistas. Es decir que la posición de cámara coincide con la mirada de un personaje. Recurso agotador, limitante, incapaz de sostenerse con coherencia a lo largo de las más de dos horas que dura la película. Sí, ya te vimos, RaMell Ross, sabemos que la dirigiste. Pero por tu culpa la mitad de las escenas son insufribles. Tanto ejercicio visual vacío para que el mismo director en diez años esté filmando la quinta parte de Pantera negra para Marvel. Dónde podría haber emoción, hay cámaras inclinadas y planos incompletos, dónde se podría haber entendido la tragedia del racismo en Estados Unidos, hay planos hechos para que el director se crea importante. Sin embargo, los importantes, como ya dijimos, son los productores. Incluyendo a Nickel Boys, la productora Dede Gardner ha logrado que ocho películas producidas por ella entre el 2012 y ahora llegaran a la nominación a mejor película, y dos de ellas, 12 años de esclavitud (2013) y Moonlight (2017) ganaran el premio mayor. Esta productora, que habitualmente trabaja con otro productor, Jeremy Kleiner, se ha especializado junto a su socio en películas de denuncia vinculadas con la comunidad afroamericana, la denuncia política y el feminismo. Más allá de si sus producciones son buenas o malas, todas tienen línea directa con la Academia y no hay duda de que parten desde un lugar de mayor privilegio que la película producida por alguien desconocido. Ya saben, si quieren ser nominados al Oscar, hablen con ellos, tendrán el manual de lo que la Academia quiere y muchas chances de ser votados. Una vez más, buen cine y premios, asunto separado.