Matt Helm es para los cinéfilos del mundo una tetralogía de películas de espionaje protagonizadas por Dean Martin. Pero el personaje tiene un origen literario muy diferente al de la comedia disparatada que se ve en los films. En los veintisiete libros de Donald Hamilton el personaje no era un espía sino un agente del gobierno dedicado a eliminar enemigos. Más oscuro, sin duda, que el alocado espía mujeriego que encarnó Dean Martin en los cuatro films de la década del sesenta.
Matt Helm es, al comienzo de The Silencers (1966) de Phil Karlson, el primer film con el personaje, un espía retirado que ahora trabaja como fotógrafo de modelos. Se nota que se trata de un aprovechamiento del éxito de los films de James Bond y aunque el presupuesto y la sofisticación son mucho menores, sin duda la inspiración es clara. También queda claro que se trata de películas con clarísimo tono de comedia, sin el menor atisbo de seriedad. Dean Martin busca ser más parecido a él mismo que al personaje de los libros. Un parodia de James Bond más preocupado por el departamento del protagonista que por sus autos. Con un protagonista más mujeriego, si acaso fuera posible, que Bond. Con su secretaria convertida en amante y con una cama que va hasta una pileta y lanza al protagonista y a su ocasional amante al agua. Chistes, muchos chistes, con el alcohol y situaciones de un nivel de inverosimilitud total. El villano es un siempre histriónico y maravilloso Victor Buono, gran secundario que aporta delirio general. Su afán de destrucción no podrá ser satisfecho debido a la intervención de Helm. También aparece Cyd Charisse, la extraordinaria bailarina y actriz del Hollywood clásico en un rol a la par de las jóvenes que aparecen en la película, sin duda otra perla a destacar. Sin embargo el personaje más curioso es el de Stella Stevens. Qué no solo es la mujer hermosa que acompaña al protagonista, sino que es también el centro de la comedia física. Como un rebuscado regreso a las comedias de Dean Martin y Jerry Lewis, Stevens tiene muchos momentos de comedia ridícula, pero también es el interés romántico del protagonista. Una verdadera rareza.
Diez meses después del estreno de The Silencers llegó a los cines Murderers’ Row (1966) que se convirtió en otro enorme éxito de taquilla. El villano lo interpreta Karl Malden, que como dato gracioso eligió cambiar el acento de su personaje de una escena a otra. Sigue James Gregory como el jefe de Matt Helm y Beverly Adams como la secretaria Lovey Kravezit. Y la protagonista femenina es Ann-Margret, todo un símbolo de la alocada década del sesenta. El vestuario, la música, todo es un enorme choque entre el protagonista de la vieja escuela y el mundo que cambia alrededor. No falta, como en el primer film, canciones interpretadas por Dean Martin en la banda sonora y chistes sobre Frank Sinatra. En The Silencers Matt Helm le hace cambiar la radio a su coprotagonista y aquí tira una granada contra un poster del cantante. Obviamente Sinatra y Martin eran grandes amigos, ambos eran parte del Rat Pack.
Vistas en aquella época y muchísimo más vistas hoy, las películas de Matt Helm son fantasías masculinas con no poco machismo. Pero en aquel momento también hubo un registro y The Ambushers (1967), la tercera película ya intenta realizar algunos cambios sutiles. Los personajes femeninos son más activos, complejos, tienen otra posición en la película. Aun así, y más allá de algunos hallazgos, la tercera película es la peor de las cuatro. No funciona el villano, la trama es muy pobre y Senta Berger es el único lujo actoral
The Wrecking Crew (1969) es el cuarto y último film de la saga. Representa un quiebre notable con respecto a los films anteriores y en muchos aspectos es el mejor de los cuatro. El director es Phil Karlson y el tono tiene un estilo menos disparatado y con más escenas de acción clásicas. Un poco, no mucha, pero un poco de seriedad le mejora el tono. Las actrices son Elke Sommer, Nancy Kwan, Tina Louise y Sharon Tate. Los personajes son los mejores de toda la serie y en particular Sharon Tate está brillante en su rol cómico y de agente al mismo tiempo. Gran personaje y gran actuación. Como dato curioso, nada menos que Bruce Lee fue quien coordinó las escenas de peleas en The Wrecking Crew.
Una quinta película estaba planificada pero jamás se concretó. El motivo no fue por una decadencia de la franquicia, sino por el asesinato de Sharon Tate, la coprotagonista del cuarto film. Dean Martin quedó tan shockeado por este evento que decidió abandonar al personaje para siempre. The Wrecking Crew todavía estaba en las salas cuando ella murió. Por eso la franquicia, planificada para cinco film y con la quinta película anunciada al final de la cuarta, quedó trunca y se cerró de forma abrupta.
Vistas hoy, las películas de Matt Helm tienen los vicios y limitaciones de muchos films de la década del sesenta. Lo mismo que pasa con, por ejemplo, con Casino Royale o ¿What´s New, Pussycat?, ricas en diseño y en mostrar parte de los disparates de aquellos años, pero envejecidas por su punto de vista demasiado acartonado y artificial. Dentro del furor de James Bond, Matt Helm, como Derek Flint, fueron los nombres que pudieron abrirse paso aunque sin lograr nunca eclipsar al inoxidable personaje creado por Ian Fleming. Hoy son más una pieza de análisis que grandes películas de la historia del cine. El primer film y el cuarto son muestra suficiente de la franquicia y tienen todo los que los fans de Dean Martin pueden pedir, recorrer los cuatro títulos es demasiado para los no cinéfilos.