Los prohibidos es, por encima de cualquier otra cosa, un mal documental. Su narración es caótica, incoherente, se van por las ramas y no hace pie en ningún lado. En los primeros quince minutos pega varios saltos de que expulsan a cualquier espectador que esté interesado en una narración. En resumen se trata de un documental completamente en contra de la presidencia de Mauricio Macri. Da vueltas por muchos temas, nace de una idea, la abandona, pasa por diferentes épocas de la historia argentina y regresa con virulencia hacia Macri. Pero no se centra en eso, sino que se va una y otra vez.
¿Pero de que se supone que trata el documental Los prohibidos? La sinopsis dice que es “la historia de tres mujeres que trabajan en la Biblioteca del Congreso de la Nación en donde existe un área de Colecciones Especiales. Allí se guardan los libros prohibidos durante los gobiernos inconstitucionales. La muestra de los libros prohibidos era exhibida al público, en el año 2016 se suspende, las tres mujeres intentarán reeditar la muestra en el Palacio Legislativo.” Ojalá la película hubiera concentrado su foco allí, pero no puede hacerlo. Cada escena es de un didactismo prehistórico, básico, casi no profesional. Menuda ayuda le hacen a su causa narrando de esa manera.
Es una pena, porque una biblioteca es un lugar interesante y el trabajo de estas personas merece que se cuenta su historia. Pero se pierde tantas veces, realiza tantos golpes bajos, busca la complicidad del espectador al narrar los horrores de la dictadura militar. Como siempre omite cualquier crítica o autocrítica del peronismo y sus asociados. Se suma a la enorme pila de documental sin interés que hacen un festejo del peronismo y un ataque sistemático a todo lo que no lo es.
Sin quererlo, es gracioso ver en el congreso a los legisladores con sus cartelitos y los silbidos a un presidente que hablan contra la corrupción. “No al ajuste” le gritaban a un presidente, pero cuando arrancó un terrible ajuste de un gobierno peronistas los legisladores abandonaron sus cartelitos. Esa hipocresía, ese cinismo, es lo que debilita cualquier discurso. Que este documental festeje a esos personajes lo desacredita por completo. Esto pasa cuando no hay honestidad intelectual. Sesenta y cinco minutos dura Los prohibidos y menos de la mitad de la película habla de su tema principal. Ojalá algún día se haga un documental sobre este mismo tema, con los mismos reclamos, pero con una narrativa clara y una mirada menos panfletaria.