Cine Clasico

Los tuyos, los míos, los nuestros

De: Melville Shavelson

Los tuyos, los míos, los nuestros (Yours, Mine and Ours, 1968) es una comedia familiar protagonizada por Lucille Ball y Henry Fonda y dirigida por Melville Shavelson. Cuenta la historia de una viuda y un viudo que se conocen, se enamoran y al formar una familia ensamblada terminan sumando dieciocho hijos, ocho de ella y diez de él. Esta situación da todos los momentos de comedia imaginables y el guión tiene el detalle extra de estar basada en una familia real que terminó teniendo veinte hijos. La película fue recibida con tibieza por la crítica pero recaudó diez veces su presupuesto, convirtiéndose en una de las películas más taquilleras de 1968.

Frank Beardsley (Henry Fonda) es un suboficial de la Armada embarcado en el portaaviones USS Enterprise. Helen North (Lucille Ball) es una enfermera civil que trabaja en el dispensario de la Base Naval Alameda, la base naval estadounidense de California a la que Frank está asignado. Frank ha decidido dejar sus días en altamar para dedicarse más a la familia. Cuando lleva a su hija adolescente a realizar una consulta de salud, conoce a Helen y deciden salir. Primero se ocultan la cantidad de hijos, pero luego al saber la verdad deciden alejarse. Sin embargo el flechazo es más fuerte y un amigo en común, el suboficial Darrell Harrison (Van Johnson) se las ingenia para volver a reunirlos. Ahora el mayor desafío será unir a las familias y poder organizar semejante ejército de niños y adolescentes.

La película tuvo una complicada y larga producción, pero cuando las cosas se encaminaron el rodaje se llevó a buen puerto y la química dio resultado. Basada en la mencionada historia real, al momento de rodarse la propia mujer matriarca de esa familia ya había publicado un exitoso libro al respecto. Según dijeron los protagonistas de la vida real, la película fue mucho más divertida que los eventos verdaderos. Realizada en 1968, el film tiene un guión y una puesta en escena que van mostrando los cambios en la comedia. Y aunque puede parecer y es conservadora en muchos aspectos, también se muestran las novedades ideológicas y sobre todo estéticas de aquellos años. Varias voces en off que se van intercalando, miradas a cámara, tomas congeladas y otros recursos modernos le dan dinámica y simpatía al relato. Cuando la comedia tiene que ser tradicional también lo es y muchos de los gags familiares de ahí en más se basarían en esta exitosa película. La remake del 2005 con Dennis Quaid y Renee Russo no tiene mérito alguno y las actualizaciones hechas para esa versión están todas mal.

El detalle más sorprendente de la trama, divertida todo el tiempo, es el plano inicial. De los títulos hechos con dibujos infantiles, la imagen funde al reloj del protagonista en plano detalle. La cámara se aleja y lo vemos a él parado en la cubierta del portaaviones Enterprise. La cámara sigue alejándose hasta mostrar al portaaviones entrando a la Bahía de San Francisco. Es una toma absolutamente espectacular que no se conecta para nada con la estética que vendrá después. Hay un par de planos espectaculares más en la trama cada vez que una escena transcurre en el portaaviones. Un cartel agradece a la marina por la ayuda. Desde acá también le agradecemos, porque le da un toque extra a esta famosa comedia que permitió la existencia de muchos éxitos posteriores como La tribu Brady. Los míos, los tuyos, los nuestros es la madre de las comedias familiares de familias numerosas de ahí en más. La abuela sería Más barato por docena (1950) pero esa es una película menos arriesgada que esta.  Por supuesto, la compañía productora de este largometraje de 1968 es Desilu, propiedad de Lucille Ball, sumando otra página a su extraordinaria carrera.