Más allá de la gloria (The Big Red One, 1980) es la obra bélica cumbre de Samuel Fuller. El prolífico director que inició su carrera cuando el cine de los estudios llegaba a su fin y que se hizo famoso por transitar los géneros cinematográficos pero con una mirada siempre muy personal. Años más tarde, cuando su carrera se volvió esporádica, Más allá de la gloria supuso un enorme retorno, esperado por los cinéfilos de todo el mundo.
Samuel Fuller formó parte del batallón llamado Big Red One durante la Segunda Guerra Mundial. Gran parte de lo que se ve en la película se inspira parcial o totalmente en cosas que él vivió y seguramente es por eso que la película contiene muchos momentos absurdos o disparatados. Cuánto más alejado está de lo que uno imagina, más cerca está de haber sido tomado por el propio director de una experiencia propia de primera mano. Esa mezcla de autenticidad y absurdo es lo que define muy bien a la película.
En noviembre de 1918, un soldado estadounidense (Lee Marvin), usando su cuchillo de trinchera, mata a un soldado alemán, que se acercaba con los brazos en alto y tratando de hacerse entender en su idioma. Cuando regresa a la sede de su compañía, el soldado descubre que la guerra había terminado hace horas. En noviembre de 1942, el soldado, ahora sargento del Big Red One, dirige a su escuadrón de soldados de infantería por el Norte de África. Toda la historia es la de él (solo se lo llama sargento, nunca se dice su nombre) y la de su escuadrón de sus cuatro hombres más cercanos, formando parte de tropas más numerosas en parte del recorrido. El largo viaje como fuerza de choque los llevará por los puntos más relevantes del final de la guerra. En el camino irán descubriendo sus propios miedos, deseos y conformando una amistad que los une más cada día, aunque a la vez intentan mantenerse distantes de los soldados nuevos, porque saben que pueden morir en cualquier momento.
A pesar de los actos generosos y heroicos que puedan llevar a cabo, la película rehúye de cualquier idea de gloria bélica. Solo avanzan y hacen su trabajo, observando los más variados horrores que la guerra va desplegando frente a sus ojos. La narración de la película es en viñetas. Escenas que no tienen una conexión narrativa que produzca un avance en la trama. Solo la línea temporal les da sentido, pero por los demás casi todas abren y cierran sobre sí mismas. Todas son muy impactantes. La voz en off del soldado que es escritor les da un sentido extra que de alguna manera representa doblemente al director de la película.
Lee Marvin, que aquí hace uno de sus últimos papeles, da todo lo que se espera de él y el director seguro lo eligió porque también peleó en la Segunda guerra. Mark Hamill, quien se había convertido en una estrella gigante por protagonizar Star Wars (1977) tenía dudas en aceptar este rol, aunque él no sabía que la película que se filmó en 1978 se estrenaría recién en 1980. Le preguntó a su mentor George Lucas y cuando le dijo: la dirige Samuel Fuller, George Lucas directamente lo obligó a que acepte el papel. Lo bien que hizo, porque junto con la saga de Star Wars, este es el rol más relevante de toda su carrera. El film que se estrenó en cine dura casi dos horas, un corte con cuarenta minutos más se dio a conocer en el año 2004, aunque su circulación hoy sigue siendo menor. En ambas versiones se trata de una gran película, posiblemente de las más originales que se hayan hecho sobre la Segunda guerra mundial.