Secuela de Misterio a bordo (Murder Mystery, 2019) la película escrita por James Vanderbilt y dirigida por Kyle Newacheck. Se repite el guionista pero no el director, aunque todo esto sea irrelevante en comparación con el gancho principal que es su pareja protagónica, Adam Sandler y Jennifer Aniston. Aquella película fue un éxito enorme pero también fue criticada con mucha dureza. No era tan terrible cómo se decía, aunque tampoco era una gran película. Del éxito de la primera es que llegó la segunda, que busca explotar el fenómeno una vez más.
Pasaron varios años desde aquella aventura y el matrimonio de Audrey (Jennifer Aniston) y Nick Spitz (Adam Sandler) ha probado sin suerte convertirse en detectives. Ahora cuando su viejo amigo Maharajá (Adeel Akhtar) los invite a su fastuosa boda, ellos podrán dejar de lado sus angustias y peleas y divertirse unos días en una isla paradisiaca. Pero habrá un crimen, porque de eso se trata en estas comedias whodunit al estilo Agatha Christie. El género se ha convertido en una moda, tanto en las adaptaciones que realizó Kenneth Branagh de la autora británica como los dos films de Knives Out, la buena repercusión es lo que decide su continuidad. Pero acá mencionar a Christie es una falta de respeto, porque la película no tiene ni su nivel ni tampoco se mantiene en esa línea.
Aniston y Sandler dejan todo en la película pero no llegan ni cerca a un resultado positivo. Hay varios gags logrados, pero en promedio es una comedia lamentable. Más cerca del teatro de Darío Vittori que de una screwball comedy clásica. Hay una escena de puertas y personas que entran y se esconden que cuarenta años atrás hubiera sido intolerable por lo mala, hoy es un papelón. La película intenta salir de esa lógica por piedad al espectador, pero la intriga policial es muy pobre tan bien. Es asombroso lo mucho que le cuesta a la producción el verse tan barata.
Antes de que la inteligencia artificial se ponga a escribir guiones, hay que decir que el concepto detrás de esta producción parece un algoritmo de Netflix. La pareja protagónica, el elenco internacional formado por actores que han hecho comedia en Europa y Estados Unidos, la introducción de un guiño al cine de Bollywood, la mezcla de géneros a la moda y esa forma torpe y sin personalidad para filmar. La nada misma. Sólo una escena y media de acción pueden despertar al espectador del sopor de muerte que lo inunda frente a este largometraje que duran 90 minutos, porque uno minuto más ya era un acto criminal.