Vivian Carter (Hadley Robinson) es una adolescente que está harta de su instituto en el que estudia, junto con su mejor amiga, vuelven de las vacaciones sintiendo que no encajan. El machismo de la escuela, el acoso en los pasillos o los desubicados comentarios en las clases. La llegada de una nueva alumna que sufre ese ambiente y se quiere rebelar, despertará en Vivian una fuerza contestaria inesperada. Aprovechando el pasado feminista juvenil de su madre y su vocación de Riot grrrl, Vivian publicará un pasquín clandestino que pondrá de cabeza a la institución.
Aunque la película comienza con algo de ambigüedad, poco a poco va tomando forma. No es una buena carta de presentación para la nueva del colegio discutir una obra maestra de la literatura defendida por el villano, pero luego las ideas se van aclarando y la película muestra sus ideas con mayor claridad. Tal vez demasiada claridad, porque todo está armado para cubrir el camino de la toma de conciencia de la protagonista, pero también de todo el colegio. Tal vez el público al que apunta sea el juvenil, por eso las verdades que va descubriendo Vivian son como un descubrimiento adolescente.
La película es muy didáctica y se nota el movimiento de piezas para dejar a cada personaje con la frase justa en el momento adecuado y armar un optimista mensaje de progreso. Es muy simple, es cierto, pero aun así cuando llega el momento del cambio la emoción es enorme. Logra, aun con su prudente esquema, que se sienta de verdad lo que significa romper con un mundo opresivo.
También tiene humor la película. Y como no podía ser de otra manera, y por el origen riot girrrl de la madre (que la interpreta Amy Poehler, famosa comediante y directora de esta película), la banda de sonido es espectacular. Bikini Kill a la cabeza y otras bandas afines. Moxie podrá no ser muy sofisticada como película, pero respira autenticidad en todas sus escenas.