Muerte en el Nilo (Death on the Nile, 1978) es la primera de las seis películas en las cuales Peter Ustinov interpretó a Hércules Poirot, el famoso detective creado por la escritora Agatha Christie. Luego de enorme éxito de Asesinato en el expreso de oriente (1974) se empezó a planificar una nueva película sobre el personaje, pero el actor que lo interpretaba, Albert Finney, no quería someterse al maquillaje diario en las condiciones climáticas de Egipto. Previendo un rodaje complicado, decidió pasar del personaje. Al hacer le dio la oportunidad al doble ganador del Oscar Peter Ustinov de crear uno de los más logrados y queridos personajes de su carrera.
Muerte en el Nilo encuentra a Poirot compartiendo un crucero de lujo por el Nilo donde se ha encontrado con su amigo, el coronel Race (David Niven) y un grupo de personas a la que solo les une una cosa: el desprecio por la joven heredera Linnet Ridgeway (Lois Chiles) recientemente casada con Simon Doyle (Simon MacCorkindale) quien hasta conocerla a ella era el prometido de Jacqueline De Bellefort (Mia Farrow), la mejor amiga de Linnet. La joven Ridgeway no es una persona muy querida y una vez que el barco zarpe, ocurrirá lo esperable: un asesinato sin explicación a la vista.
Ejemplo perfecto de novela whodunit, Muerte en el Nilo tiene un crimen, un grupo de sospechosos y un detective brillante, todo en un entorno de aislamiento que le impide al criminal desligarse del conflicto huyendo, así como tampoco permite que el criminal llegue desde afuera. La película sabe que el encanto está más en el camino que en el desenlace y por eso todo está puesto en el elenco descomunal, lleno de estrellas de aquellos años, algunas verdaderas leyendas de Hollywood. Sacando a los mencionados, los personajes y las estrellas que los interpretan son los siguientes: Louise Bourget (Jane Birkin), Marie Van Schuyler (Bette Davis), James Ferguson (Jon Finch), Rosalie Otterbourne (Olivia Hussey), Andrew Pennington (George Kennedy), Salome Otterbourne (Angela Lansbury), Miss Bowers (Maggie Smith), Dr. Bessner (Jack Warden) y Mr. Choudhury (I. S. Johar).
El asombroso elenco no es solo un grupo de nombres, todos los mencionados hacen su trabajo con genuino compromiso y dejan todo lo que tienen, lo que no es tan común en un film coral como este, donde lo principal es el texto que adaptan. Pero con los años la película hoy se luce más por el clima que las actuaciones crean y el fastuoso entorno que por el texto divertido pero absurdo de Agatha Christie. El vestuario también es un lujo y ganó el Oscar en la única nominación que la película tuvo. La película logra transportar al espectador a la década del treinta en Egipto, sin duda alguna. Y ver a esos gigantes actuar es hoy un milagro irrepetible.
El experimentado director de la película, John Guillermin, venía de tres éxitos de diferente nivel: Shaft in África (1973), Infierno en la torre (1974), King Kong (1976) y este sería su último film respetable. El guionista, Anthony Shaffer, también traía una trayectoria espectacular que incluía Frenesí (1972) de Alfred Hitchcock, La huella (1972) de Joseph L. Mankiewicz y The Wicker Man (1973) de Robin Hardy. La música, finalmente, es nada menos que del legendario Nino Rota. Todo es tan lujoso como el crucero y más allá de la limitación que tienen esta clase de historias, todo es llevado a su calidad más alta donde se puede.
El Poirot de Ustinov es perfecto. Carismático, divertido, recto, brillante, egocéntrico y excéntrico. Un detective digno de lo que soñó su autora y con semejante equipo alrededor devolviendo sus filosos diálogos y miradas todo es un espectáculo en sí mismo. La película no tiene más que su exterior y aunque el tema principal podría ser, como dice el detective, la necesidad de ser amado, lo que se impone el lujo del inolvidable espectáculo cinematográfico. No hay televisor en casa que le pueda hacer justicia a esta versión de Muerte en el Nilo.