Peliculas

Muerte infinita

De: Brandon Cronenberg

Muerte infinita (Infinity Pool, Canadá, 2023) es el nuevo largometraje de Brandon Cronenberg, el hijo del prestigioso director canadiense David Cronenberg. Haberse criado con semejante padre y referente explica mucho sobre la película y su contenido. No debe ser fácil ser el heredero de uno de los grandes autores del cine fantástico de los últimos cincuenta años. David Cronenberg tiene una filmografía memorable que incluye Rabia (1977), Scanners (1981), La zona muerta (1983), La mosca (1986), Pacto de amor (1988), Crash (1996) y otros largometrajes en su mayoría vinculados con el horror físico, característica saliente de su obra. En Muerte infinita su hijo le practica en más de un sentido un homenaje y una actualización de sus conceptos. Por eso vayamos a la obra de Brandon y su nueva película.

Muerte infinita necesariamente pertenece, como la familia Cronenberg lo requiere, a la categoría de terror elevado, es decir aquellos títulos que aún perteneciendo al género son tratados con mayor respeto y admiración por la crítica. Le pasó en su momento a David y ahora le pasa a Brandon, aunque de forma menos espontánea. El apellido te da, el apellido te quita. A los que amamos el cine de terror en todas sus formas, elevado o no elevado no nos cambia nada, pero sí nos sirve esta clasificación para entender qué clase de película tenemos delante. Todo buen film de horror es bien recibido, sea destinado a las salas de arte y ensayo o al griterío de una platea genuinamente impactada. 

Muerte infinita se ubica en una locación ideal, una playa con un resort para personas ricas que está aislada de todo y ubicada en un país exótico lejos de todas las leyes conocidas. Un ámbito perfecto para que las reglas conocidas se alteren y las personas privilegiadas entren en un mundo inseguro y peligroso. Una especie de suspensión de las convenciones, algo que ellos asumen como algo natural pero que más tarde o más temprano se convertirá en su condena. 

El escritor James Foster (Alexander Skarsgård) y su esposa Em (Cleopatra Coleman) están de vacaciones en el país ficticio de Li Tolqa. La pareja tiene problemas y estos se exacerban con la aparición de otra pareja. Ella, Gabi (Mia Goth), es admiradora de la única novela de James, por lo que los invita a pasar el rato junto a su marido Alban (Jalil Lespert). Un día los cuatro salen del complejo turístico, algo que les han dicho claramente que no hagan. Borrachos, terminan atropellando a un lugareño, lo que enfrenta a James a las terribles leyes locales, que incluyen la pena de muerte. Sin embargo hay una salida insólita: puede evitar ese castigo si, pagando una suma muy alta de dinero, acepta ser reemplazado por un doble clonado que dará su vida en lugar de James. La mezcla de horror y fascinación se apoderará del escritor a partir de ese momento. No tiene muchas opciones y la que le ofrecen es interesante, además de ser la única posible en base a las reglas del lugar. 

La película juega con miedos innombrables, sumándose a una larga tradición de películas donde ciudadanos civilizados se meten, por decisión propia, en otras culturas o lugares remotos encontrando allí su lado más oscuro o siendo sometidos a toda clase de monstruosidades. Tanto la violencia como el sexo se liberan y todo es posible, aún a riesgo de sus vidas. En el caso de Muerte infinita la referencia más cercana será para muchos podría ser Midsommar (2019) de Ari Aster. Pero en lo que a clima se refiere, así como temáticas, hay varias escenas que recuerdan a Seconds (1966) un clásico del terror ciencia ficción dirigido por John Frankenheimer y protagonizado por Rock Hudson. Para quienes busquen una película fuerte con violencia explícita, sexo y terror, Muerte infinita tiene la dosis necesaria para inquietar y asustar por parte iguales. 

Brandon no hace películas fáciles y su amor por el gore se nota. Es posible que su autoconciencia como autor lo lleve a cometer algunos excesos y caer en repeticiones bellas desde lo visual, pero que no suman tanta sofisticación como él cree. Muerte infinita es una película sus límites y el precio que pueden llegar a pagar aquellos que por su clase social creen que no deben obedecer las mismas leyes que el resto.