EL FINAL DE LA VIOLENCIA
Este hecho histórico conocido como La masacre de Munich, marcó un antes y un después tanto en el conflicto entre palestinos e israelíes como también en la idea de terrorismo internacional como la veía el mundo. El ataque fue ampliamente condenado por naciones de todo el planeta, aunque hubo muchos y significativos gestos contrarios a una condena, inclusive dentro del marco de los Juegos Olímpicos. La película Munich cuenta la historia posterior, cuando el gobierno israelí forma un grupo secreto destinado a vengar la masacre, con la finalidad de asesinar a los que se consideraba eran los once responsables. Tan ambicioso y doloroso proyecto cinematográfico puede ser abordado desde muchos lugares. No se puede ignorar su lado político ni su relación con el presente, así como tampoco debería dejarse de lado, por basarse en un hecho real, la capacidad del realizador para hablar de muchas más cosas de las que la historia cuenta. Hay un universo detrás de los hechos históricos, pero también hay otro detrás del responsable del film. De la combinación de ambos y de la habilidad de este último para fusionarse con la historia, surgen los elementos que hacen de Munich mucho más que un ejercicio de memoria o una película extraordinaria. Estamos hablando de una obra llena de vida, abierta, en movimiento, capaz de movilizar al espectador más de lo que suele hacerlo la mayoría de los films que vemos a diario. Y no hablo solo de los films aparentemente más banales, sino de la cursilería rimbombante de muchos films prestigiosos. Munich es una película que no deja indiferente al espectador. Un relato atrapante y valioso que entre otras habla, como dice un personaje al referirse a Las mil y una noches, del poder salvador de contar las historias. […]
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