¿Por qué la película llamada en inglés Samaritan se estrenó en Latinoamérica como Némesis? No diremos el motivo por el cuál esto es un error importante, pero el espectador lo notará a poco de haber empezado la historia. Simplemente es asombroso que hayan hecho una tontería como esa. Un prólogo nos cuenta que una batalla librada entre dos hermanos veinte años atrás en Granite City terminó con la victoria de uno de ellos, él héroe, y la muerte del otro, el villano. Una vez que la batalla terminó, al héroe no se lo volvió a ver. La ciudad se ha ido sumiendo en la desesperanza y todo empeora cuando un joven criminal recupera el poder del villano y decide salir a controlar las calles de Granite.
Pero un niño adolescente, Sam Cleary, de trece años, que está pasando penurias junto a su madre viuda, está empeñado en encontrar al desaparecido héroe. Más de una vez ha creído que lo iba a encontrar, pero esta vez siento que su vecino, un callado recolector de residuos, es nada menos que Samaritan. Los espectadores sabemos que lo es y pronto es evidente que el anciano tiene una fuerza que no es para nada común. Sylvester Stallone es el actor para este papel y su aspecto es más creíble que sus acciones.
La película funciona mejor con el guión que con la ejecución de este. Todo parece un poco apagado y sin energía. Tiene mucho de esos films de los noventa donde una estrella del cine de acción hacía equipo con un valiente niño y ambos desafiaban a los malos. Stallone podría haber sido perfectamente este personaje unos veinte años atrás, acá se lo ve actuando con mucha energía pero con poca confianza en su capacidad para transmitir lo que el personaje se supone es. Algunos chispazos de buena acción no alcanzan para hacer la diferencia. Y el concepto de héroe jubilado que intenta pasar desapercibido también es un concepto interesante que la película intenta aprovechar pero no lo consigue.