Entrar al cine de Bollywood es una experiencia abrumadora para un espectador que no conoce ese cine. Hay tantas películas a lo largo de los años y son tan diferentes los códigos de ese cine con respecto a occidente que la mayoría de los espectadores occidentales decide quedarse afuera. La clave para poder romper el hielo en el caso de los espectadores no cinéfilos es encontrar una película que maneje algunos de los códigos del cine que ya se conoce y de esa manera empezar a entender como funciona. También es difícil, sin la guía adecuada, elegir una película entre los miles de títulos que tiene por década este cine. Om Shanti Om (2007) es un título perfecto para eso. Por un lado, puede leerse desde los parámetros del Hollywood clásico, y por el otro representa a la perfección el cine de Bollywood del siglo XXI.
La película arranca en la década del setenta. Om (Shah Rukh Khan), un extra aspirante actor, está enamorado de Shanti (Deepika Padukone) una estrella de cine. La madre de Om también ha sido extra, como lo fue su marido. Junto con su amigo Pappu (Shreyas Talpade), Om trabaja en los estudios mientras sueña con su gran amor y su carrera en cine. Al mismo tiempo, un siniestro productor de cine (Arjun Rampal) es una presencia oscura en la vida de Shanti. Los caminos de los personajes se cruzan hasta que se desencadena una tragedia. En ese momento la historia pasa al presente, es decir treinta años después.
La acción se retoma con una estrella de Bollywood que cumple 30 años. Om Kapoor (Shah Rukh Khan, nuevamente) es hijo de dos estrellas de cine y tiene el mundo a sus pies. Pero este joven pedante y snob descubre su vida pasada y los eventos que ocurrieron en la década del setenta. Allí decide saldar cuentas con el pasado y reestablecer un orden que se ha roto treinta años atrás. Para eso, deberá retomar el rodaje de una película maldita que reúna a los protagonistas de aquellos fatídicos eventos.
Om Shanti Om es lo que se conoce como masala, una película construida a partir de varios géneros cinematográficos, mezclados sin el más mínimo problema, generalmente extendiendo así la duración de la película. En este caso la comedia y el melodrama románticos se dan cita sin problema alguno, pero también hay cine fantástico y, por supuesto, el musical. Pero como se trata de una película dentro del mundo del cine, el masala trabaja a dos niveles al mismo tiempo. No solo en la estructura de la película, sino en la cantidad de rodajes de muchos géneros que aparecen, justificando escenas épicas, más musicales, western y también acción. Las citas se multiplican al infinito por este doble juego. Los protagonistas imitan las películas que aman, los afiches de muchos grandes títulos adornan toda la historia y las fantasías del protagonista incluyendo inspirados números musicales donde Om y Shanti aparecen dentro de escenas de los grandes clásicos de Bollywood actuando con las estrellas del pasado. Hay mucho cine de la India en la película, por eso también es buena para empezar a conocer este cine. En una sola película, se pueden ver docenas de títulos y estéticas.
Om Shanti Om evoca permanentemente el cine de Hollywood clásico, además de tomar varias cosas de otros títulos de la India. Pero queda muy claro que, por ejemplo, Cantando bajo la lluvia (1952) es una inspiración para varias escenas. Desde la premier que aparece en los primeros minutos de película, hasta el número musical romántica entre los protagonistas dentro de un estudio vacío con el que ellos terminan armando una escena. Pero Vértigo (1958) de Alfred Hitchcock también se hace presente. Llevaría una vida descubrir si algunas citas son de otros clásicos de Hollywood o si son de otros films de Bollywood que citaron a la industria norteamericana años atrás. Lo cierto es que el amor por el cine sí se puede ver, de una punta a la otra de la película. La reconstrucción del cine de los setenta puede pasar de la MGM a un estilo parecido a las películas de Sandro, entre otras cosas porque son más o menos de esa época y respiran el mismo nivel de disparate inocente.
El momento apoteótico de festejo de la industria del cine ocurre con el número musical Om Shanti Om, donde treinta estrellas de la industria del cine de la India van apareciendo para bailar junto a Shah Rukh Khan, en lo que se ha convertido en uno de los grandes hitos dentro de la historia de esta cinematografía. Es un número musical feliz, extenso, festivo. Una maravilla que mejora aun más si uno conoce a las estrellas. Si no las conoce, la forma en la que están filmadas nos hace notar la importancia que tienen. Otras estrellas habían aparecido previamente en la alfombra roja y en la entrega de los premios Filmfare. En total, el número de cameos es un récord del mundo. Lo que importa, es que le da más fuerza a las capaz de cine dentro del cine que tiene Om Shanti Om. La propia directora de la película, Farah Khan, actúa junto al protagonista en la escena inicial. Ambos son extras y ella le dice a Shah Rukh Khan: Si pudiera, te echaba de la película.
Pero pasemos a la pareja protagónica, responsables, también, de gran parte del éxito de esta gigantesca superproducción. Shah Rukh Khan es una estrella de una dimensión que tal vez en occidente no pueda comprenderse. Es una de las personas más populares del planeta, aun sin ser tan conocido en occidente. Sus fanáticos están en todo el mundo y su descomunal carrera ronda los cien films, aun cuando su carrera como actor empezó en 1992. Millonario y poderoso, nunca ha dejado de filmar. Acá se parodia a sí mismo, algo que no es raro en él. Su carisma y su simpatía no necesitan ser probados, se ven en cada película. Es un gran comediante, es un actor físico e intenso, que le da una vitalidad contagiosa a los números musicales. Acá está brillante, es imposible no quererlo en las primeras escenas de la película. Y, por otro lado, la hora megaestrella Deepika Padukone, hace su debut en Bollywood en este film. Su única película anterior la había filmado en otra región de la India y en otro de los idiomas del país, limitando su acceso masivo. Por ese motivo muchos consideran Om Shanti Om como el comienzo de su carrera. Padukone se convierte en una estrella definitiva en los primeros minutos de la película. Su compañero de elenco le permite lucirse, pero es la directora la que la filma para el lucimiento total de su fotogenia. Es común en Bollywood este tratamiento para las actrices, pero aquí la manera en que logra lucirse ella es apabullante. En una industria tan grande, no es común poder ver un momento clave de esa industria como lo es ver el comienzo de una carrera. La pareja, que obviamente funciona, volvió a juntarse en varios títulos después.
Farah Khan, directora, guionista, productora y coreógrafa, tiene una carrera también en la actuación. Su trabajo aquí muestra su talento para el musical y su gran sentido del humor. El alto presupuesto de la película y su ambiciosa trama son un desafío para cualquiera. También es cierto que la película tiene grandes canciones, más allá de los bailes, y que a nivel técnico Bollywood pone todo lo que tiene aquí. El inconfundible y único estilo de maquillaje para las actrices, el recargado e inagotable vestuario. Los mil detalles de dirección de arte, todo es de alto impacto aquí. No ha sido raro su éxito, la película se lo merece. Para completar la fiesta, los títulos finales son una alfombra roja con las estrellas, pero también con el equipo técnico de la película, en un último, pero no menos inspirador, momento de felicidad. Om Shanti Om, uno de los grandes títulos del Bollywood contemporáneo.