Después de la Segunda guerra mundial, Argentina recibió un alto número de nazis que escapaban de Europa, muchos de ellos perseguidos por la justicia. La presencia del nazismo era previa al comienzo de la guerra y el apoyo a Alemania existía en una parte de la sociedad. La neutralidad hasta último momento de nuestro país y la mencionada presencia hicieron que muchos llegaran y se quedaran en Argentina. En la década del cincuenta arribó al país uno de los criminales de guerra más buscados del mundo: Adolf Eichmann. La película Operation Finale cuenta la historia de cómo fue descubierto en Buenos Aires y la operación que se hizo para capturarlo y llevárselo fuera del país de manera clandestina.
Sobre Adolph Eichmann se han hechos muchas películas, tanto de ficción como documentales, y su juicio en Israel ha sido uno de los momentos históricos más destacados del siglo XX. Una rápida búsqueda podrá llevar al lector a esos títulos, sin hablar de la información escrita que existe sobre su vida y su historia. Pero este film producido por MGM y estrenado fuera de Estados Unidos por Netflix es la que está disponible ahora para ver.
La mayor parte de la película transcurre en Buenos Aires. Como es esperable se han simplificado muchos hechos, porque de no ser así, duraría varias veces más de lo que dura. Puritanistas de la historia, abstenerse. Nacionalistas patrioteros preocupados por como aparece Argentina en las películas extranjeras, abstenerse directamente de ver ficción, nunca la van a poder entender del todo. Absolutamente todos los films sobre personajes históricos simplifican y cambian las cosas. Operation Finale hace una creíble reconstrucción de época y le agrega un toque extra fuera de moda, el estar hablada en inglés con toques de castellano. Como se hacía en el cine clásico de Hollywood y quedaba tan absurdamente bien. Ya no se usa más, es cierto, pero en esta película queda muy pero muy bien.
Un defecto que tiene Operation Finale es no poder controlar los subrayados de ciertas situaciones, siempre una mirada de más, siempre un gesto para explicar algo que quedó claro. Otro defecto es el uso muy poco logrado de los flashbacks, que definitivamente no tienen nada del clasicismo mencionado. Aun así, cuando la situación lo amerita, la película conmueve. Tal vez los expertos en este tema vean muchas cosas que los alteren, pero las licencias poéticas son parte del arte cinematográfico.
Los actores está bien, empezando por Oscar Isaac en el rol de Peter Malkin, la pieza clave de la operación, también Ben Kingsley en el rol de Eichmann logra el personaje, salvo en los mencionados flashbacks, donde estructura de excesiva simpleza parecen de otra película y el propio Kingsley no logra el tono. La profundidad que el tema podría llegar a explorar no está del toda aprovechada, claro está, y en ese aspecto tiene esa sensación más ilustrativa que compleja propia de los telefilms. A la mayoría de las películas de Netflix -acá sólo estrena- le falta algo para acceder a un nivel que las libere de su estigma de nuevo telefilm. Pero tampoco tienen mucha profundidad las series de diez horas por temporada y ahí están, siendo festejadas por todo el planeta. Operation Finale cuenta muy bien una historia en dos horas, sin el vuelo de una obra maestra, sin las marcas de un autor, pero aun limitada logra lo que se propone.
Como curiosidad final ajena en gran parte al tema principal, quisiera contar una escena muy significativa. Sylvia Hermann (Haley Lu Richardson) es una joven adolescente que en un cine de Buenos Aires conocerá a Klaus Eichmann (Joe Alwyn), hijo del criminal nazi. La película que están viendo es Imitación de la vida (Imitation of Life, 1959) de Douglas Sirk. La escena que ven es muy significativa. En ella aparece la joven Sarah Jane (Susan Kohner) junto a su novio Frankie (Troy Donahue). Él la increpa preguntándole si es verdad que su madre es negra. Él sabe la respuesta afirmativa y por eso la golpeará y abandonará. Unas escenas más tarde, cuando el padre de Sylvia y la propia Sylvia sospechen acerca de la familia de Klaus, él la increpará preguntándole si es judía. En ambas escenas hay un juego de reflejos en un vidrio, una marca de fábrica del director Douglas Sirk que acá imita –valga el juego de palabras- Chris Weitz. El dato extra es que la actriz Susan Kohner del film de 1959 es la madre de Chris Weitz.
A pesar de tener algunos momentos atrapantes, tampoco logra la película aprovechar el suspenso de las escenas del escape, aunque si lo hubiera logrado se le habría criticado hacer entretenimiento con un tema tan serio. Imposible conformar a todos los inspectores de todos los temas. Operation Finale no es ni por asomo el film definitivo sobre este tema, pero es un gran punto de partida para empezar a conocerlo.