Cuenta la vida de un hombre religioso, Luis Palau, que se convirtió en líder de la iglesia evangelista. El film cuenta toda la vida de Palau, desde que padre falleciera cuando Luis era aún un niño y como cambió eso su vida para siempre. Desde allí hasta su consagración como evangelista y todos sus logros predicando por el mundo.
Sin entrar en ningún tipo de discusión sobre religión o discusiones sobre la carrera de Palau, el gran problema que tiene la película es cinematográfico. Su didactismo desarma cualquier posible verosimilitud y destroza la narración desde las primeras escenas. Está claro que se trata de un film didáctico para difundir, elogiar y exaltar la figura de Palau, pero eso no justifica sus problemas de puesta en escena y direcciones de actores. Tanto miedo hay a dar un paso en falso que cada diálogo parece estar estudiado para que no haya palabras equivocadas.
El elenco, conformado mayormente por desconocidos, apenas si consigue dar con el tono, pero esto pasa desapercibido porque están todos atrapados por el guión. El único famoso es Gastón Pauls, quien interpreta a Palau adulto. La voz en off intentando imitar a Palau en las primeras escenas es para escupir el café de la risa, y para cuando uno se acostumbró, llega entonces Palau de cuerpo entero, donde Pauls fluctúa entre algunos pequeños momentos correctos y otros muy ridículos. El guión le queda incómodo y el rol de Palau le queda incómodo, raro, incomprensible.
Más allá del personaje y de su popularidad, Palau: la película tiene graves problemas cinematográficos. Si se quiere homenajear a alguien, si quiere incluso hace un film de propaganda, lo mínimo que se necesita es dominar el lenguaje cinematográfico.