Qué una película que en el original se llama Fila 19 se estrene en Latinoamérica con el título de Pasajero 666 ya habla de una falta de honestidad intelectual y una subestimación del espectador que predispone mal. Pero si uno puede olvidarse por un momento de esa comercialización espuria puede dedicarse a analizar la película en sí mismo. ¿Qué culpa tienen los rusos de ese título fuera de su país?
La historia que se narra aquí es la de una pequeña que viaja con su madre en un vuelo de avión que se viene abajo. La única sobreviviente es la niña, lo que muchos consideran un verdadero milagro. Algo raro pasó en ese vuelo, imágenes extrañas que la niña vio antes de la catástrofe. Pasaron muchos años y la niña se ha convertido en una mujer que ha superado aquel trauma. Finalmente se anima y con su hija de seis años viaja en avión. Se trata del único vuelo que sale ya que una tormenta de nieve complica la operatividad de la pista. Se trata de un misterioso vuelo casi vacío, lleno de personajes raros.
Esta película de terror tiene más promesas que logros, consiguiendo algunos momentos buenos pegados a otros sin ningún sentido. El avión en el cual transcurre la historia es un decorado poco realista y todo es demasiado forzado como para no sospechar acerca de los posibles giros de la trama. En su afán desesperado por imitar a Estados Unidos sin lograrlo, Rusia nos entrega otra película de género fallida. Es posible que en los últimos dos años se haya estrenado más cine ruso que en los últimos veinte, algún distribuidor ha logrado encontrar un mercado. Ahora solo basta que respete los títulos originales.